Después de dos horas de adrenalina, baile, admiración y muchos aplausos, Bajofondo se despidió de San Juan el viernes, tras un recital intenso que fue el primero más convocante en lo que va de la gira, superando a Salta y Córdoba, detalle que no pasó inadvertido para el combo, que al día siguiente lo comentó por Twitter. La visita, que marcó el debut Gustavo Santaolalla junto al colectivo argentino- uruguayo en estas tierras, comenzó pasado el mediodía cuando la banda llegó a la ciudad en el colectivo que los traslada. Un hotel céntrico alojó al grupo, que descansó un rato luego del almuerzo.
A las 18.30, los músicos -a excepción de Santaolalla- probaron sonido durante poco más de una hora y después esperaron el inicio del show en los camarines armados en el primer piso del Estadio, donde se cambiaron y comieron algo. Nada de entradas rimbombantes ni odiosas exigencias. A diferencia de otros artistas internacionales que suelen ser excéntricos en sus requerimientos, el ex Arco iris no tuvo para él ni para los suyos grandes peticiones, contó desde la producción local Hugo De Bernardo hijo. Entonces no faltaron los sanguchitos, las picadas de fiambres, vino tinto, agua mineral, gaseosas y té. Sólo se especificó una marca de whisky.
Mientras la gente comenzaba a colmar el predio, ellos pasaron el rato conversando o en internet con sus celulares, hasta que unos minutos antes de salir a escena, a puertas cerradas, cumplieron con sus cábalas y rituales, costumbre que Santaolalla prefirió no detallar, aunque contó que él realiza siempre una breve rutina de yoga y estiramientos. Todo listo. Eran las 22.10 cuando el público estalló en un gran aplauso. Después de un hora, se bajaron para un intervalo -poco común en un show de rock- y mientras salían del asombro, muchos espectadores aceptaron de buena gana los panchos que ofrecían los vendedores ambulantes.
Después de recobrar el aliento, los músicos volvieron a escena para otros 60 minutos, mucho más intensos y bailables. También fue el momento en el que Santaolalla, generoso, volvió a dirigir el spot hacia Martín Ferres, su músico sanjuanino. "Este es tu momento’ le dijo antes de que se fundieran en un fraternal abrazo. El bandoneonista, aplaudido y vivado por la multitud, se deshizo en agradecimientos para su familia -que estuvo en la platea- y seguidores. Y con el cielo en las manos aseguró que "todo se puede lograr’.
La fiesta siguió y cuando se apagaron las luces, el detrás de escena los reveló mucho más distendidos, satisfechos, con amplias sonrisas. Principalmente Santaolalla, quien no paraba de comentar el buen show que habían tenido. Fotos y autógrafos de por medio, Bajofondo dejó el estadio para cenar en un restaurante de Av. Libertador y ayer temprano siguieron a Mendoza, próxima estación. Final del primer encuentro, con la promesa de regresar. ¿Se cumplirá?