El juez de Instrucción Benedicto Correa resolvió ayer que, por su seguridad, Rodolfo Elías Chávez (33) no sea trasladado a la cárcel de Chimbas y siga detenido en la Central de Policía, tal como anticipó DIARIO DE CUYO. Según fuentes judiciales, el magistrado priorizó la integridad del sospechoso, porque justamente en el establecimiento penitenciario trabajaba su esposa Ramona Graciela Mallea (37) a quien mató a golpes y de 8 cuchillazos el pasado 24 de febrero en el departamento que alquilaban en Capital, dijeron fuentes judiciales.

Ayer, Chávez se negó a dar su versión de los hechos en el Cuarto Juzgado de Instrucción. Según su defensor, Juan Carlos González Riutort, se tomó esa decisión porque aún falta producir e incorporar prueba. ‘Cuando estén esas medidas cumplidas pediremos una ampliación de indagatoria’, dijo el letrado, quien había pedido garantizar la seguridad de Chávez.

A pesar de no decir en qué circunstancias y por qué mató a su esposa, Chávez quedó imputado por el delito de homicidio doblemente agravado, por el vínculo y por violencia de género (femicicio).

Fue justamente este último condimento en el que predominó en la relación que ambos iniciaron la vez que se conocieron, cuando intentaron convertirse en empleados penitenciarios con suerte dispar, pues ella ingresó y él no.

Según la familia de la víctima, desde entonces la conducta posesiva y los celos de Chávez marcaron un vínculo violento, que se agravó aún más cuando tuvieron una hija y se casaron.

Todo terminó en tragedia cuando Chávez la mató a golpes con una jarra de vidrio para cerveza y le dio 8 cuchillazos. Luego del crimen, cargó a la beba de ambos y se fue a su casa en Valle Fértil. Dos días después, se entregó en la comisaría con un sacerdote.