El análisis de la geolocalización de dos teléfonos, cuyo uso se le atribuye al principal y único acusado de matar a puntazos a su supuesta amante jubilada en Chimbas, representó para la Fiscalía una prueba que complica a ese sujeto, el empleado de una conocida pizzería, Jorge Carlos Barahona Zalazar (46). Ese examen sobre el recorrido y el uso que pudieron tener dos teléfonos a nombre de Barahona (uno supuestamente usado por su padre) determinó que uno de esos aparatos fue empleado a la 1,11 del 18 de diciembre de 2020, cerca de la casa de la víctima, Hilda Tobares (65), en la Villa Ramos, Chimbas. Instantes después, la mujer fue ultimada de por lo menos 12 cuchillazos.
Según el perito, las antenas no reportaron ningún uso de los teléfonos atribuidos a Barahona en el barrio Las Calandrias, Chimbas. Esta revelación contradice abiertamente al propio imputado, que dijo haber usado su celular para avisarle a su amiga, Claudia Cristofolletti, que iba a visitarla en ese barrio. Esa mujer también aseguró que el acusado estuvo con ella entre la 1 de la mañana y la 1.30, es decir, precisamente en el momento en que Hilda fue asesinada.
De hecho, una vecina de la víctima dijo que el crimen ocurrió alrededor de la 1.20, porque a esa hora escuchó gritos en la casa de Hilda y, al salir a ver con su esposo, notaron que un sujeto salía de la vivienda mirándose las manos para luego subir a un auto y marcharse.
Barahona negó haber sido amante de Hilda (una amiga de la víctima aseguró lo contrario). La calificó como una amiga a la que eventualmente visitaba, siempre de noche, después de trabajar. También declaró que su pareja nada sabía de esa ni otras amigas que tenía.
Es más, dijo que por consejo de su anterior abogada defensora no declaró antes que esa noche, sobre las 12, fue primero a una farmacia a comprar un medicamento por sus problemas dentales. Y que luego partió a la casa de Cristofolletti, algo que para el fiscal Daniel Galvani quedó claramente desvirtuado tras la pericia telefónica. Además, entre las pruebas de la acusación se cuentan un papel con la dirección y la contraseña del correo electrónico de Hilda, incautados en el auto de Barahona, vehículo que testigos reconocieron como el que frecuentaba a la jubilada.
A favor de Barahona parecen jugar un examen de ADN, que dio negativo en el mango de un cuchillo utilizado para matar a la jubilada. El ticket de la farmacia que presentó como prueba o los dichos de su amiga Cristofolletti, aunque Fiscalía y el defensor oficial, Carlos Reiloba, deberán argumentar qué interpretación le dan a cada prueba ventilada hasta ahora en el juicio.
El caso será resuelto por los jueces de la Sala II de la Cámara Penal y Correccional, Juan Bautista Bueno de la Cruz, Silvina Rosso de Balanza y Maximiliano Blejman.