Así como hay famosos que tiran manteca al techo, hay otros que están en bancarrota. Entre ellos: Nicolas Cage, que ganó fortunas con films como Ghost Rider 2, pero su contador le dejó una deuda de 6.3 millones y lo hundieron extravagancias como islas y castillos. Otra es Pamela Anderson, que debe cerca de 1.1 millones de dólares en impuestos. Lindsay Lohan, que se vislumbraba como una de las favoritas, cayó en desgracia por las drogas y el alcohol. Y el boxeador Mike Tyson ganó cerca de 400 millones, pero las mujeres, las joyas y las fiestas lo dejaron seco

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