Miles de trabajadores griegos iniciaron ayer una huelga de 48 horas mientras el Parlamento debate una nueva serie de recortes salariales y alzas de impuestos cuya aprobación exige el FMI para no dejar caer a Grecia en default.

Vigilados por 5.000 policías desplegados en el centro de Atenas, miles de manifestantes se congregaron frente al Parlamento para repudiar el ajuste, que se suma a otro ya adoptado el año pasado que contribuyó a elevar el desempleo a un 16%.

Trabajadores de todos los ámbitos, desde médicos y choferes de ambulancias a obreros fabriles y actores adhirieron o prometieron adherir al paro de dos días, la cuarta huelga general del año contra las medidas de austeridad y en reclamo de un nuevo rumbo.

Cientos de vuelos fueron cancelados o reprogramados por un paro de 4 horas de los controladores aéreos que comenzó a las 8. Otra retención de tareas de 4 horas se concretó por la tarde.

Los trastornos se magnificaron por una huelga casi total del transporte público que se sintió sobre todo en Atenas, donde hubo grandes embotellamientos por la inusual cantidad de autos particulares.

Un grupo de trabajadores bloqueó el puerto del Pireo -el más importante de la zona Atenas y uno de los más activos del país- e impidió que zarparan los transbordadores, un medio de transporte vital en una nación con tantas islas como Grecia.
Los ministerios, las empresas estatales y los bancos secundaban ampliamente la medida de protesta, informó la agencia de noticias DPA.

Los sindicatos, la mayoría de la sociedad y la oposición política rechazan el nuevo ajuste por 28.000 millones de euros y un programa de privatizaciones por otros 50.000 millones que los diputados debaten desde el lunes.

Los acreedores de Grecia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE), exigen que el ajuste sea aprobado este mes para entregar a Grecia 12.000 millones de euros sin los cuales el país caerá en default en unos 15 días.

El dinero corresponde al quinto tramo de un préstamo de ‘rescate‘ de 110.000 millones de euros otorgado a Grecia el año pasado cambio de un primer ajuste que incluyó recortes salariales y de pensiones, aumentos de impuestos y suba de edad jubilatoria.
Los indignados griegos prometieron bloquear hoy el edificio del Parlamento para evitar la votación del nuevo programa de ahorro que también contempla recorte de los salarios para empleados públicos y aumentos de impuestos. El IVA para bares y restaurantes pasará del 13 al 23 %.