En sus discursos ante la reunión anual de la OEA celebrada esta semana en Cochabamba, los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Ecuador, Rafael Correa, exigieron que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -una agencia independiente de la OEA- sea reformada o eliminada. Dijeron que la Comisión critica a los países de izquierda, pero ignora los abusos de Estados Unidos. Morales pidió la "reorganización de la jurisdicción” para que deje de ser independiente y reporte a los países miembros de la OEA. "Si no quiere velar los derechos humanos en Estados Unidos, mejor que desaparezca…”, proclamó Morales.
Correa, que lidera una campaña contra la Comisión desde que lo criticó por acosar al diario El Universal y a otros medios independientes con demandas de varios millones de dólares, dijo que "no podemos aceptar la doble moral” de la OEA y la Comisión, a los que acusó de trabajar para el "neocolonialismo” estadounidense. Pero si los presidentes de Bolivia y Ecuador -y el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, que participó de la ofensiva- hubieran dedicado un segundo a hacer una búsqueda por Google, habrían descubierto que la Comisión ha criticado a Estados Unidos más veces que a casi todos los demás países de la OEA.
El año pasado, aprobó 11 medidas cautelares exigiendo a EEUU tomar medidas urgentes para corregir abusos contra los derechos humanos, más que a cualquier otro país, salvo Honduras. La Comisión emitió 12 resoluciones contra Honduras, Colombia fue el tercer país denunciado, México en cuarto lugar, y Argentina y Cuba quintos, con tres medidas cautelares cada uno. En comparación, emitió sólo una medida cautelar contra Venezuela, una contra Bolivia, y una contra Ecuador.
En 2002, después de que Washington abrió su campo de prisioneros en la base de Guantánamo, Cuba, la Comisión de inmediato exigió "la adopción de medidas urgentes necesarias para que un tribunal competente” tome a su cargo los casos de los presos en Guantánamo. En años sucesivos, realizó por lo menos seis audiencias públicas sobre Guantánamo y en 2006, aprobó una resolución exigiendo a EEUU "cerrar inmediatamente el campo de prisioneros de Guantánamo”.
Pero la ofensiva de Venezuela, Bolivia y Ecuador, y las diatribas contra grupos de derechos humanos independientes, como Human Rights Watch o Amnesty International, es una práctica engañosa para demonizar a cualquiera que los critique. La Comisión, que es de lejos lo mejor que tiene la OEA, merece crédito por criticar las violaciones a los derechos fundamentales en todos los piases. Morales, Correa y Maduro deben estar acostumbrados a decir cualquier cosa en sus países, donde ya controlan los principales medios de comunicación, pero salen muy mal parados cuando lanzan acusaciones ridículas a nivel internacional, donde cualquier persona con acceso a Internet puede comprobar en menos de un minuto que lo que dicen no es cierto.