Estados Unidos.- Estados Unidos ampliará los controles de las ventas de armas de fuego para frenar la epidemia de violencia que ha convertido al país en la nación desarrollada con mayor cantidad de muertes por año en tiroteos, suicidios y asesinatos. Barack Obama anunció la medida, que implementará por decreto, en un fuerte discurso ayer en la Casa Blanca, que tuvo un pico de emotividad cuando el presidente lloró al recordar a los 20 chicos masacrados en la escuela primaria Sandy Hook, hace tres años.
‘Tenemos que sentir un sentido de urgencia’, imploró Obama. ‘La gente está muriendo, y las excusas constantes para la inacción ya no corren, no alcanzan. Por eso estamos acá. No para debatir el último tiroteo, sino para hacer algo y evitar el próximo’, completó.
Cada año, la epidemia de violencia armada causa más de 30.000 muertes en Estados Unidos. Es la cifra más alta del mundo desarrollado. En Suiza, las armas de fuego matan a 8000 personas por año; en Australia, uno de los países con regulaciones más duras para las armas, mueren menos de 1500 personas por año, según cifras de la ONU.
Obama leyó un discurso preparado, en el que mencionó varios de los tiroteos más sangrientos que han ocurrido durante su presidencia, incluido el de Tucson (Arizona), en 2011, que casi le cuesta la vida a la congresista Gabrielle Giffords, presente en la ceremonia. ‘Demasiados’, se lamentó el presidente.
Obama no sólo se mostró alarmado por la frecuencia de los tiroteos; advirtió, además, por la insensibilidad que generó la cotidianidad del problema. ‘Empezamos a pensar que es normal’, alertó.
Ante las divisiones políticas de Washington y la falta de avances en el Congreso, liderado por los republicanos, Obama amplió los controles por decreto, tal como lo hizo, por ejemplo, para aplicar medidas de lucha contra el cambio climático u otorgar alivios migratorios para inmigrantes indocumentados, otros dos temas polarizantes.
La ampliación de los controles de verificación de antecedentes penales en las ventas de armas, la medida central del decreto de Obama, goza, sin embargo, del apoyo de nueve de cada diez norteamericanos. Eso no influyó en el Capitolio: Obama envió un proyecto de ley al Congreso en 2012, tras la matanza de Sandy Hook, que incluía esa propuesta, pero el Congreso la enterró.
‘El lobby de las armas de fuego puede tener de rehén al Congreso, pero no puede tener de rehén a Estados Unidos’, acusó Obama. El público -activistas y familiares de víctimas de la violencia armada- se puso de pie para aplaudirlo. ‘No tenemos que aceptar esta carnicería como precio de la libertad’, agregó, en medio de los vítores.
La Asociación Nacional del Rifle (NRA, según sus siglas en inglés), el principal grupo de lobby de la industria armamentista, acusó a Obama de querer distraer la atención de la ‘falta de una estrategia coherente para mantener seguro al pueblo norteamericano de un ataque terrorista’ y avasallar las garantías constitucionales de los propietarios de armas.
El decreto de Obama le dará mayor visibilidad al debate sobre las armas de fuego en la elección presidencial, que comenzará en tres semanas con el caucus de Iowa. Será el inicio formal de las primarias, que en Estados Unidos se extienden durante varios meses hasta las convenciones de cada partido, a fines de julio próximo.
Los republicanos no tardaron en condenar el decreto presidencial. Paul Ryan, el presidente de la Cámara de Representantes del Congreso, dijo que Obama ‘nunca ha respetado los derechos’ de los dueños de armas. Además, anticipó que el decreto ‘será desafiado en la justicia’.
Varios candidatos criticaron la medida. Jeb Bush acusó a Obama de ser el presidente ‘más progresista y divisivo de la historia’ del país. El republicano Marco Rubio dijo que el decreto es inútil. ‘No hará nada para prevenir el crimen y la violencia’, sentenció en una entrevista.
Por su parte, la precandidata demócrata Hillary Clinton respaldó al mandatario. ‘Nuestro próximo presidente tiene que construir sobre este progreso’, escribió en Twitter.
En su discurso, Obama defendió la segunda enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho a tener armas. Y descartó ‘confiscaciones masivas’, algo que sus rivales han sugerido. Incluso, se dio espacio para hacer una broma en un discurso de alta intensidad. ‘Al contrario de las afirmaciones de algunos candidatos presidenciales, al parecer, antes de este encuentro, esto no es un complot para quitarle las armas de fuego a todo el mundo’, comentó con ironía.