El siguiente artículo está relacionado al Proyecto de Ley de control y prevención de la obesidad en las escuelas, conocido como "kioscos saludables" que se aprobó en la Cámara de Diputados de la Nación a fines del año pasado.

Recordemos que Argentina es el país con mayor índice de niños con sobrepeso de toda Latinoamérica, por delante de México y Brasil.

El objetivo es promover la alimentación saludable y segura en niños y niñas en edad escolar, de escuelas primarias y secundarias públicas y privadas a nivel nacional.

Según el texto de la iniciativa, se busca "generar en el ámbito escolar primario y secundario estrategias para promover una alimentación saludable, y crear conciencia sobre las múltiples consecuencias para la salud que devienen de la obesidad y las numerosas patologías que se derivan de la misma, así como coordinar y planificar acciones tendientes a la disminución y erradicación de esta enfermedad". La intención primordial es que en los buffets y kioscos de los colegios "se amplíe la oferta" de alimentos como frutas, alimentos bajos en grasas y bebidas light.

Esta norma es un paso importantísimo para la lucha contra la obesidad infantil porque es necesario que el colegio colabore también con el entorno familiar, ya que hay muchas familias preocupadas por mejorar la calidad nutricional de sus hijos, y las escuelas deben actuar como soporte.

Un estudio presentado por el Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (CESNI) y la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (SAOTA) en octubre de 2012, titulado "El mapa de la obesidad argentina", indicó que el 24% de los niños en edad preescolar, el 37% de los escolares y el 27% de los adolescentes están excedidos de peso. Además, precisó que la obesidad afecta al 10% de los preescolares y adolescentes, y al 18% de los chicos de escuela primaria.

La mayor amenaza para el cuerpo infantil, junto con los locales de comida rápida, son los dulces y los snacks que se venden por doquier. Esto se debe fundamentalmente a la proliferación de golosinas elaboradas por las grandes tabacaleras que al haber perdido terreno en las ganancias por la venta de cigarrillos se volcaron a la producción de alimentos, con la cual lograron inducir la misma adicción en los mismos que generan con el tabaco.

Ante la drástica caída del negocio del tabaco, las empresas de ese rubro se incluyeron en la industria alimenticia y utilizan su ingeniería para colocar sustancias que generan el crocante justo, el aroma justo, etc, y así lograr que el producto se venda para hacer su negocio a costa del aumento deliberado de la obesidad en los más chicos. De seguir esta pandemia que marca que para el 2050, el 85% de la población del mundo va a sufrir de obesidad, la expectativa por vivir de la generación que inicia en este momento su vida será menor aún que la de sus propios padres.

La instauración de comida nutricionalmente saludable en los colegios mejorará notablemente la relación de los menores con los alimentos en contraposición a lo que actualmente ocurre, en una sociedad que brinda un muy fácil acceso a la "comida chatarra", que es barata, rica y satisface. "Esto ha logrado una generación de entre un 35 a 40% de infantes con enfermedades relacionadas al tejido adiposo como ser trastornos alimentarios tempranos, hernias de disco, las piernas en forma de "X", etc, cuando hace treinta años atrás era sólo de un 12 por ciento.

Si el cuerpo fuera de acero rebalsaría de comida pero como no es así, se estira y eso es lo que hace engordar cada vez más a la población infantil.

La inmovilidad de los chicos, el stress, el advenimiento de los juegos electrónicos, la poca actividad física y la conexión a través de los teléfonos celulares y los mensajes de texto, están al servicio de la destrucción corporal a muy temprana edad. Si a eso le sumamos una oferta alocada de productos engordantes en los establecimientos educativos, el combo puede ser letal en detrimento de la buena salud de los más chiquitos. Esto es precisamente lo que se intentará evitar, y se celebra.