Corea del Norte se declaró ayer en ‘estado de guerra‘ con su vecino Sur, anuncio que los surcoreanos y norteamericanos consideran un episodio más de su campaña retórica de amenazas, aunque extreman la vigilancia ante la posibilidad de un ataque.

‘Desde este momento, las relaciones Norte-Sur entrarán en estado de guerra, y todas las cuestiones entre el Norte y el Sur se tratarán de acuerdo a la regulación de tiempos de guerra‘, expuso el régimen de Kim Jong-un en un comunicado difundido ayer.

Pyongyang también declaró ‘finalizado‘ el ‘estado de la península coreana en el que no hay paz ni guerra‘, en referencia a la situación entre Norte y Sur desde la Guerra de Corea (1950-53), concluida con un armisticio que, al no haber sido reemplazado por un tratado de paz, sitúa a ambos lados como enemigos técnicos.

La nueva advertencia norcoreana se produce un día después de que el joven líder ordenara al Ejército Popular del país, uno de los más numerosos del mundo con 1,1 millones de efectivos, disponer sus misiles estratégicos para atacar ‘en cualquier momento‘ intereses de Estados Unidos y Corea del Sur.

La Casa Blanca trató de restar importancia al considerar todo esto como ‘una declaración poco constructiva‘ que sigue los patrones de la reciente -y exclusivamente retórica- campaña belicista del Norte. En tanto, fuentes militares surcoreanas confirmaron que no detectaron ayer movimientos inusuales en las tropas norcoreanas.