El Nobel de Física 2013 fue concedido ayer al británico Peter W. Higgs y al belga François Englert por teorizar sobre la existencia del bosón de Higgs, a través del que las partículas subatómicas obtienen masa, lo que es clave para entender el Universo.

A este mecanismo se le atribuye la propiedad de atraer y mantener juntas al resto de partículas elementales que conforman la materia visible del Universo y es "una parte central" del modelo estándar de la física elemental "que describe cómo está construido el mundo", señaló en su fallo la Real Academia de las Ciencias Sueca.

Englert, junto con su fallecido compatriota Robert Brout, y Higgs propusieron por separado en 1964 sus teorías sobre lo que popularmente se conoce como "la partícula de Dios" y que durante décadas constituyó uno de los mayores enigmas de la física.

Sus ideas recibieron el espaldarazo final hace un año, cuando el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) descubrió por primera vez una partícula elemental consistente con la de Higgs en su laboratorio de Ginebra.

De ahí que el nombre de Englert y Higgs, y de otros colegas que han teorizado sobre el bosón, haya sonado con fuerza desde entonces para la obtención del Nobel de Física, que varios medios suecos daban estos días casi por segura.

La confirmación de la existencia de esta partícula a través de experimentos con el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) y otros dos grandes detectores, el ATLAS y el CMS, del CERN fue considerada un hallazgo esencial en la comprensión del Universo, porque permite asomarse a la observación de lo que ocurrió justo después del "Big Bang".

Durante las décadas de 1950 y 1960 los científicos observaron de forma inesperada nuevas partículas en radiación cósmica y aceleradores recién construidos, lo que cuestionó el modelo estándar de la física elemental.