Alberto Plaza, el cantautor trasandino, es la voz del amor para los sanjuaninos que lo recibirán el próximo sábado en el Auditorio J. Victoria (ver aparte). Pero cuando se baja del escenario, este músico reconocido internacionalmente -que tras 5 años sin editar, llega con su placa Nro. 16 titulada Estás conmigo- es un hombre común, de gustos sencillos, sin divismos. En charla con DIARIO DE CUYO, el cantante de 52 años de edad se atrevió a compartir ese costado más personal, que no se ve cuando se encienden las luces en escena. En ese tren, Plaza contó que en el día a día es quien se despierta a las siete de la mañana para llevar a sus hijos José Domingo y Santiago al colegio, una rutina "que me encanta’, valoró el artista que hace 12 años se fue de Chile -donde tenía su estudio de grabación- y se mudó a Miami donde volvió a sus "orígenes’, a "mi guitarra y mi voz’, junto a sus hijos.
"Yo estoy separado y mi exmujer, que vive acá en Miami se encarga de casi todo, porque vivo de gira. Por eso, cuando estoy en casa, tengo a los chicos conmigo y me ocupo del colegio, sus partidos de fútbol y la comida", confesó el astro que también reveló que le gusta meterse en la cocina, aunque su menú es "tan simple" como "carne con arroz o ensalada; pero siempre sano".
– Tienen oído musical y mucho talento, pero ninguno expresa mucho interés. Yo voy con cautela, no quiero presionarlos. Si ellos lo manifiestan, tendrán todo mi apoyo…
– Que cante la vida, es con la que comencé mi carrera en 1985 en el Festival de Viña del Mar; después De tu ausencia, Bandido, Ahora, Aventurera y Yo te seguiré…
– Y… la gente quiere encontrarse con lo que más conoce, con sus experiencias, con historias que cruzaron esas canciones; y uno debe entregarse a eso. Yo mismo, como público, me doy cuenta.
– Y… me gusta que mis cantantes toquen lo que yo conozco y lo maticen con nuevas producciones.
– Me gusta Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Paul McCartney y Earth wind and fire….
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– Alfonsina y el mar, que tal vez me marcó mucho más de lo que yo mismo sé; y El Unicornio Azul, con el que dije "quiero explorar el territorio de la música’, ese tema me atravesó todas las fibras y sentí que era lindo provocar eso. Como público, la experiencia de ser atravesado por una canción, es hermosa.
– Simplemente mi condición de ser humano…
– No es tan frecuente, son esquivas, hay que buscarlas, se esconden detrás de las murallas y los cafés, son muy traviesas y burlonas
Cuando uno no las encuentra, hay angustia y frustración pero se remedia encontrando la canción.
– Sí, pero es injustificado. Es un miedo que uno alimenta, es como el miedo al cuco cuando era chico. La música es el lenguaje de las almas.