Buenos Aires, 22 de junio.- Si decimos que es la voz de la experiencia, se cae de maduro. Si decimos que es hincha de Boca y está ante un partido que no olvidará jamás, entramos en un lugar común. César Monasterio, de 41 años e ídolo de San Martín, ya sabe de memoria de qué va esto de jugar con River. Aunque para él no sea el arco más grande del mundo, el 1 de Almirante Brown no se olvida del 1-4 que sufrió con Platense, en 1996 y en un Monumental de tiempos felices. Por eso, se alegra cuando muestra el buzo que utilizará: azul con detalles en dorado. Pavada de colores, ¿no? -¿Para ustedes también es como una final? -Sí, claro. Lamentablemente no nos tocó ser protagonistas del torneo, pero ser parte importante de la definición también genera mucha responsabilidad.
-¿Cómo se hace para abstraerse de la vorágine que vive River?
-Hay que tener paciencia y estar tranquilos. El nerviosismo y la desesperación tienen que pasar por ellos. Lo importante es que sabemos lo que queremos.
-¿Qué quieren?
-Arruinarle la fiesta a River. Sin duda, estamos ante el mejor equipo del campeonato y tenemos una responsabilidad tremenda, aunque sólo por la camiseta que enfrentamos: necesitamos un buen resultado para terminar lo más arriba posible en la tabla.
-¿Saben que si ganan quedan en la historia? -Y sí, obviamente.
Pero hay que vivirlo con los pies sobre la tierra, sabemos que esto lo genera River. Repito: somos el rival que puede arruinar la fiesta.
-Giunta declaró que quiere que River se quede en la B. ¿Vos pensás igual?
-Y, no estaría mal que se quedara otro añito… Su presencia ha elevado el nivel de la categoría y la B Nacional fue mucho más atractiva que la A. Igual, si River asciende, la temporada que viene tendríamos más chances de subir.
-¿Es muy grande la presión que se siente al entrar al Monumetal?
-Noooo, es muy lindo atajar en esa cancha, ¿a quién no le gustaría? Es un estadio con mucha historia y hay que disfrutarlo al máximo, porque estas cosas no se dan todos los días.
-Igual, para vos es especial enfrentar a River…
-Sí, por supuesto. Los colores tiran y, mirá, voy a jugar con un buzo divino. Que los hinchas de Almirante se queden tranquilos que todos vamos a jugar con el corazón. Y si no pueden ir a la cancha, que tengan fe en este equipo.