Javier Milei realizó la primera cadena nacional de su presidencia para anunciar el DNU para desregular la economía, la principal medida de su Gobierno y con la que espera llevar a cabo el ajuste que pregonó durante la campaña y el día de su asunción.
El jefe de Estado ratificó varios de los conceptos que esbozó en su discurso del 10 de diciembre e hizo principal hincapié en la herencia recibida y en la receta que buscará aplicar para “evitar la peor crisis de nuestra historia”.
“Argentinos, hoy es un día histórico para nuestro país, después de décadas de fracasos, empobrecimiento y anomias, hoy comenzamos el camino de la reconstrucción. Diseñamos un plan de estabilización de shock que comprende política fiscal y monetaria, una política cambiaria que sinceró el tipo de cambio al valor de mercado y una política monetaria que incluye el saneamiento del Banco Central. ”, comenzó el mandatario.
Según detalló, desde su gestión realizan su “máximo esfuerzo para intentar disminuir los efectos trágicos de lo que puede ser la peor crisis de nuestra historia, producto de décadas de gobiernos que han insistido con recetas fracasadas. Porque como dijimos durante todos estos meses, el problema no es el chef, sino la receta. Esas ideas que fracasaron en la Argentina son las mismas ideas que han fracasado a lo largo y a lo ancho del planeta”.
“Esa doctrina que algunos podrían llamar izquierda, socialismo, fascismo, comunismo y que a nosotros nos gusta catalogar como colectivismo, es una forma de pensamiento que diluye al individuo en favor del poder del Estado. Es el fundamento básico del modelo de la casta. Es una doctrina de pensamiento que parte de la premisa de que la razón de Estado es más importante que los individuos que componen la nación. Que el individuo solo es reconocido si se somete al Estado y que por lo tanto los ciudadanos le debemos pleitesía a sus representantes. La casta política”, lanzó el mandatario en referencia al gobierno anterior.
Milei alertó que los argentinos “nos hemos acostumbrado y tomado como normales intromisiones estatales que son la causa de nuestros problemas. El saldo es el país que recibimos, la peor herencia de la historia. Un país con déficit consolidado de 15% del PBI, donde 5% del déficit es del Tesoro y 10% del Banco Central. Un país que gasta tanto que no le alcanza para pagarlo, ni siquiera con la presión impositiva en blanco, más alta del mundo. Un país sin reservas en el Banco Central y con su confianza crediticia destruida. Un país que ha emitido dinero por 20 puntos del PBI para financiar ese gasto público y que ahora, producto de esa emisión desenfrenada, enfrenta su peor crisis inflacionaria en 40 años. Un país que iba camino a estrellarse contra una inflación anual del 15.000% y que requiere un cambio de rumbo urgente para evitar el desastre”.
“Ese cambio comienza hoy”, ponderó el líder libertario y denunció: “Durante los últimos 100 años, los políticos se han ocupado de expandir el poder del Estado en detrimento de los argentinos de bien. Esta expansión del Estado ha venido acompañado de la mayor destrucción de riqueza de un país en lo que se tenga registro. Nuestro país, que a principios del siglo 20 era la primera potencia mundial, a lo largo de los últimos 100 años se ha visto enfrascado en un ciclo interminable de crisis que todas tienen en sus orígenes, la misma causa. El déficit fiscal, de hecho, de los últimos 123 años, en 113 de ello hemos tenido déficit fiscal y de las 22 crisis que los argentinos sufrimos en nuestra historia, 20 han tenido origen fiscal”.
Durante su discurso, el Presidente apuntó contra la clase política ya que, según su mirada, recurrieron “sistemáticamente a la deuda, la emisión monetaria o la suba de impuestos para paliar este déficit”. “La consecuencia de esas decisiones es que la Argentina es el máximo defaulteador serial del mundo. Le hemos quitado 13 ceros a la moneda, hemos destruido cinco signos monetarios, hemos tenido dos hiperinflaciones sin guerras y tenemos la presión impositiva en blanco más alta del mundo”, ejemplificó.
“Los políticos introducen regulaciones, controles de precios, cepos, trabas burocráticas y normativas que violan la libertad y el derecho de propiedad de los argentinos, entorpecen el cálculo económico y destruyen la generación de riqueza. En consecuencia, el Estado en su conjunto se ha vuelto una máquina de impedir el comercio, el trabajo, la producción, el ahorro, la inversión, la generación de riqueza, el crecimiento económico y, fundamentalmente, la libertad. La consecuencia de ello es que Argentina es un país donde el 50% de la población está por debajo de la línea de la pobreza. Más de 10% de la población es indigente en un país que produce alimentos para 400 millones de seres humanos con una presión impositiva sobre el sector agropecuario del 70%, el Estado se queda con el alimento de 280 millones de seres humanos y hay 5 millones de argentinos que no les alcanza para comer”, dijo Milei.
“El empleo privado está estancado en 6 millones de puestos de trabajo desde hace más de una década. El PBI per cápita es 15% inferior al de 2011. 1/3 de los trabajadores formales son pobres. Tenemos una tasa de desempleo baja, pero que se explica con empleo precario y salarios reales miserables, y seis de cada diez chicos entre cero y 14 años son pobres. Quiero detenerme un segundo en esta cifra que acaban de escuchar. Seis de cada diez chicos de entre cero y 14 años son pobres”, repasó.