Los contactos ocurrieron alrededor del mediodía del jueves, cuando había un enjambre de policías buscándolo en su casa y en cada palmo de los campos de Albardón, Angaco y San Martín. "Qué se dice de mí", se le escuchó preguntar. Uno de sus destinatarios le respondió: "Dicen que has matado a una mujer". Y entonces ocurrió una revelación que lo hundió un poco más como principal y único sospechoso del "femicidio" de la empleada municipal de Angaco, Yanina Pérez (41): "Me tenía cansado con sus amenazas la mugrienta esa… le di como cinco puñaladas".
En trazos generales -según fuentes del caso- ese fue el contenido de los audios que envió Omar Ariel Pérez (alias "Guascazo", 38 años) a dos personas de su entorno, entre las 13 y las 13,30 del último jueves. Casi cuatro horas antes, alrededor de las 9.30, había quedado en la mira por darle 8 puntazos a Yanina Pérez en la puerta del cementerio de Angaco, donde la mujer trabajaba para el municipio desde diciembre pasado, como encargada. Según voceros del caso, Pérez también era empleado municipal en Angaco y en algún momento trabajó en el cementerio, hasta que empezó a tener problemas con la víctima y ella pidió que lo derivaran al turno tarde.
El ataque fue presenciado por al menos un compañero de trabajo de ambos, un camionero municipal que sintió los gritos de la mujer y vio a Pérez "golpéandola" (eso creyó desde la distancia a la que estaba), para luego dejarla caer y huir a pie por unos parrales. Cuando se acercó, la vio toda ensangrentada.
Tras el ataque, otros tres municipales se acercaron a ver y uno de ellos trasladó en su camioneta a la mujer hasta el hospital de Angaco, donde llegó sin vida porque algunos de esos cuchillazos habían provocado lesiones irreversibles en órganos vitales, como su hígado y uno de sus pulmones, dijeron fuentes judiciales.
Ayer, se cumplió otra jornada más de búsqueda en domicilios y campos (Pérez los conoce por su experiencia con caballos y la vida campestre), sin resultados positivos sobre el paradero del prófugo, alguien de quien se esperaba que terminara convirtiéndose en un homicida, porque ya tenía dos condenas: una de 1 año por amenazar y lesionar (con un cuchillo y con sus manos, ahorcándola) a su expareja en noviembre de 2018 y otra, también de 1 año, por herir de cinco puntazos a la misma mujer el 14 de enero de 2020.
Los investigadores hablaban de un intento de homicidio contra esa mujer, pero en ambos casos los hechos se calificaron como lesiones leves agravadas por el vínculo, precisaron los voceros.
Ahora, las cosas son más complicadas para él, porque todo parece indicar que con Yanina Pérez mantuvo una relación sentimental que duró alrededor de 1 año, y que durante ese vínculo también la habría agredido. Ese vínculo es un posible agravante del crimen que le atribuyen, igual que una tendencia suya que para los investigadores ya no puede disimular: su violencia contra las mujeres.
El caso es investigado por policías de Homicidios y otras áreas de la Fuerza, bajo la dirección del fiscal coordinador Adrián Riveros y sus colaboradores, los ayudantes Sebastián Gómez, Leonardo Arancibia, César Recio y Agostina Zalazar.