Su nombre y talento no necesitan presentación. Tito Medina tiene una trayectoria distinguida como guitarrista y cantor folclórico y empieza este 2024 saldando una deuda. Tiene que ver con un proyecto muy personal del que decidió ocuparse, como es empezar a grabar esas composiciones que tiene en carpeta hace años. Las primeras -que acaba de lanzar en plataformas- son "Horizonte" y "Certeza", temas que tienen su música y letra de Pelo Merelo y Analía Garcetti, respectivamente. Es la primera vez que Medina graba de manera profesional composiciones musicales propias.
"Me debía estas canciones. Las melodías son mías, las letras no porque yo no escribo, pero también son un poco mías porque yo puedo hacer una canción cuando la letra me toca de alguna manera" comentó en una charla con DIARIO DE CUYO.
"Es la primera vez que produzco dos canciones en serio, porque las vas a escuchar en las redes, están grabadas y masterizadas, profesionalmente. Con estas canciones pensé en que Javier Gómez las produjera, que él las pensara. Lo decidí así para sumar, yo sé producir, pero quería que otro produjera mis canciones, para que tuvieran otra impronta. Es más rico. Y los pibes músicos son impresionantes" comentó sobre la producción que se hizo en Lhasa estudios, con la participación de Matías Inostroza (batería), Lucio Flores (piano), Javier Gómez (bajo) y Valentín Cora (guitarra).
Aunque se crió en un ambiente folclórico en su Tucumán natal y aquí también se desarrolló ampliamente en el género, para estas canciones dejó que todo ese bagaje que trae de su melomanía -contagiada por su padre- cuajara en el candombe que es "Horizonte" o el funky pop inspirado en el brasileño Djavan que fluye en "Certeza".
Sobre por qué lo llevó a grabar ahora, es contundente. "La vida, la vida que va pasando. Tengo 56 años, y no me puedo definir como ninguna otra cosa que no sea músico, la música me atraviesa de todas formas. Este año que pasó fue particularmente difícil, pero hace rato que vengo con cuestiones familiares muy fuertes que a uno lo hacen revisar la vida, mirar para atrás; y además el hecho de sentir esa necesidad interior de plasmar algo simplemente por placer, por disfrutar de algo. Yo soy un laburante de toda la vida. Cuando hago música lo hago porque lo disfruto" expresó el guitarrista, para quien también fue importante encontrarse con un dinero para concretar la producción, porque aunque sabe que entre amigos le hubieran hecho el favor, se manifestó como férreo defensor de que el trabajo del músico se paga.
"No disfruto tanto que salga una canción como de hacerla, de grabarla, concebirla, ensayarla con los pibes en el estudio. El proceso, tocar es el fin. Tiene la magia del intercambio con los otros músicos. Esas cosas a mí me generan un amor, algo inconmensurable que no puedo explicar y que tiene que ver con la persona y con lo que compartimos en la música. Por eso yo no toco solo, disfruto del hacer con el otro" comentó Tito quien es un fiel cultor del bajo perfil.
"Yo soy cantor, pero hay algo que tiene que ver con mi personalidad con respecto a la exposición, me cuesta desde lo sentimental. Cada vez que canto le pongo mucho corazón, no puedo cantar si no siento lo que canto. Por eso no soy popular. Intenté cantar una canción que no me gustara pero que sabía que a la gente sí y no me salió. Le puse el pecho, la voz pero salí vacío, la gente no te cree nada, porque no estás transmitiendo nada. Hay un momento de la canción en el que siempre que hay un clima de emoción, lo necesito en cada canción, no se dónde va a pasar, pero pasa. Cuando toco necesito que me escuchen, si no, que se vayan a otro bar; así que elijo muy bien dónde hacerlo" expresó Medina sobre cómo entiende su trabajo en vivo, al tiempo que reivindica las composiciones que tengan palabras que signifiquen "cosas profundas, algo verdadero".
Tito se confiesa autodidacta en la guitarra, que descubrió como a los 15 años y es su compañera desde entonces. Nutrió su camino con otras herramientas que le permitieron agudizar su sentido innato para apreciar los sonidos y la interpretación, lo que lo llevó también a la producción musical.
Llegó en 1989 desde Tucumán a estudiar canto lírico en la Escuela de Música. "Nunca encontré mi voz en el canto lírico" definió y aunque estudió muchos años, no terminó la carrera. "Soy muy inconstante en el estudio, creo que esto de ser autodidacta en mi casa me generó la falta de constancia en el estudio. Yo tengo constancia mientras me es divertido, lúdico mientras estoy disfrutando. Cuando hago música lo hago porque lo disfruto".
A poco de llegar concursó para el Coro Universitario, cargo que ganó y mantiene desde entonces. "He disfrutado y disfruto un montón del coro. Tu voz es parte de un instrumento gigante, sos una vocecita en medio de 60, eso tiene algo que hace que salirte de tu ego y moverte como va todo el coro. Te enseña mucho el coro. Además lo que tiene de bueno para los que somos músicos es que te mantiene en estado, todo el tiempo estás listo para cantar" dijo y se confesó "maníaco de la autoexigencia" en sus trabajos.
Paralelamente al coro desarrolló su carrera como guitarrista, siendo parte de algunos destacadas agrupaciones y acompañando a las voces más conocidas.
"Cada vez que canto le pongo mucho corazón, no puedo cantar si no siento lo que canto. Por eso no soy popular".
Hizo sus primeras armas como músico de Susana Castro. En los ’90 integró el recordado grupo Siesta junto a Sergio Manganelli, Juan Liendro, Carlos Cruz y Facundo Quiroga, con el que ganaron en el PreCosquín 1996 y tuvieron un ofrecimiento de la Sony. "Para mí Siesta fue durante muchos años la experiencia más hermosa que tuve en la música", resumió sobre aquellos años. Del 2000 para acá, acompañó a Claudia Pirán, comenzó a trabajar como productor musical y vino otro éxito en la Plaza Próspero Molina con el conjunto vocal Zona Sur (junto a Alfredo Palmero, Luis Pulenta, Marcelo Calderón y Marcelo Bartolomé).También tocó junto a Dúo Mixtura y La Trova.2. Luego se dedica a la producción discográfica, arreglos orquestales y produjo un espectáculo navideño para el Centro Coral, el cuadro Postales de Provincias del año pasado en Cosquín y la Gala del 25 de Mayo en el TB. Aquella fue la primera vez en la sala principal y destacó poder hacerlo ahí.
Gran admirador de la música cuyana y sus autores, que investigó y apreció, Tito resalta el modo de cantar cuyano y la versatilidad de la tonada.
"Me vine hace 35 años y me quedé del todo. El exilio sigue existiendo aunque sea en el mismo país. Es irse del lugar donde te has criado y tenés que empezar de nuevo. Yo hice eso acá, tengo mi familia, mi gente acá, no sólo mis hijos, sino esa familia que adoptás cuando sos grande, esos amigos que van a ser tus hermanos para siempre yo los tengo acá. Al norte volveré a pasear. Yo voy a morir acá y van a enterrar mis cenizas en mi casa, al lado de mi viejita que está ahí, en un jazmín de lluvia".
¿Si le queda algún sueño profesional por cumplir? Tito Medina es modesto. "El sueño es poder seguir tocando. Yo no tengo grandes pretensiones, sólo poder disfrutar de un sonido lindo, unas luces bonitas y disfrutar la música y con los pibes: el Gómez, el Lucio, el Sergio, con esos tipos me voy a la luna". No necesita más, sólo música, de la buena.