Lo que tendría que haber sido uno de los recuerdos más lindos de la etapa estudiantil, se transformó en una verdadera pesadilla para decenas de alumnos y sus familias que terminaron intoxicados con la comida. Los estudiantes salientes de la Escuela Normal Superior General Manuel Belgrano de Caucete, realizaron su fiesta de egresados el viernes pasado, en el salón “Quinta El Vergel”, ubicado en Santa Lucía. Aproximadamente 200 personas asistieron a la velada.

 

Según contaron a DIARIO DE CUYO los alumnos damnificados, el menú fue preparado por una empresa de Capital que contrataron, y constó de una entrada, plato principal y postre.

 

En primer lugar, les sirvieron un plato que incluía rodajas de queso y jamón cocido, junto con una ensalada de apio, ananá y palmitos. Por su parte, el plato principal comprendía una ración de carne asada bañada con una salsa de champiñones y cebolla, acompañada de una ensalada de papas, zanahoria y mayonesa. Por último, el postre era una porción de pionono con una bocha de helado y frutas.

 

En el momento en que cenaban, nadie se percató sobre un posible mal estado de los alimentos. Es más, los alumnos expresaron que “estaba todo muy rico”. Sin embargo, no sabían lo que les esperaba. Horas después, los síntomas aparecieron. Malestares estomacales, cólicos, dolores de cabeza, decaimiento, fiebre y otras afecciones dejaron en cama a más de 60 personas que se intoxicaron con la comida que ingirieron.

 

“En un grupo de WhatsApp que tenemos con los chicos, una compañera puso que se sentía muy mal y que desconfiaba de la comida de la fiesta. De ahí muchos comenzamos a contar lo que nos pasaba a nosotros y a nuestros familiares y nos dimos cuenta que la mayoría teníamos los mismos síntomas”, relató una alumna. “Sacamos la conclusión de que nos hizo mal la comida de la fiesta”, agregó.

 

La mayoría de los estudiantes coincidía en que “lo que nos cayó mal fue la salsa de champiñones y cebolla”. Lo cierto es que las familias están indignadas con la empresa capitalina que les brindó el servicio, ya que reclaman que es responsabilidad de ellos servir un menú que esté óptimo para el consumo y no en mal estado. Algunos de los damnificados ya pudieron superar el estremecedor cuadro de salud, mientras que otros tantos continúan afectados. Un sueño que terminó en pesadilla.