Cada uno tiene una vida dedicada a las danzas folklóricas. Y el destino los unió en la adolescencia, por intermedio de sus padres y profesores.

Desde entonces, Mary Bazán y Ramón Flores se convirtieron en un emblema en el ruedo telúrico, no sólo regional. Retirados ya de la actividad, sin embargo volvieron a revivir su época de gloria gracias a un merecido homenaje que recibirán en vida.

Gracias al folklorista Carlos Márquez -quien junto a Lucas Sepúlveda ganó el concurso para el guión de La Noche de San Juan en Cosquín ("San Juan, tierra de música y danza")- Mary y Ramón volverán a agitar pañuelos en el Atahualpa Yupanqui, como protagonistas de este espectáculo que compartirán con otros artistas locales.

En una cordial charla con DIARIO DE CUYO, ambos abrieron un baúl cargado de recuerdos y anécdotas. Todo comenzó en 1960. Mary fue instruida por su padre y Ramón por Bautista Salinas.

Como sus profesores eran amigos, los presentaron y allí surgió el dúo. "Recorrimos festivales de toda la provincia, de Mendoza, de San Luis, La Serena y Coquimbo, hasta pasar por Paraguay, Perú, Paraguay, Bolivia, Uruguay, Brasil y Colombia, representando a San Juan.

Yo bailaba en ‘Los Fortineros’, tenía ya experiencia y a través de un pariente amigo de su padre (José Rosauro Bazán) nos conocimos. Ambos vivíamos en Santa Lucía y teníamos que trasladarnos en bicicleta para poder ensayar en Trinidad. Hacíamos ese recorrido todos los días", contó Ramón que tiene 79 abriles. 

"Nos tocó batallar en la época más difícil del folklore, porque éramos mal mirados en los años 70, máximo las niñas, ya que nos trataban como si perteneciéramos al bajo fondo o la mala vida. Con mi compañero hicimos verdaderas patriadas.
 

Terminamos enseñando en baños, en corredores, en terminales de ómnibus, pero lo hacíamos de alma y nunca bailamos gratis", relató Bazán de 72 años y que al momento de retirarse en 1987 fundó el Instituto La Telesita -cuna de muchos maestros-, que funcionó hasta el 2000.

La primera experiencia en Cosquín fue trascendental para ellos. "Antes en el festival se competía provincia por provincia y el que ganaba, subía directamente al escenario mayor.

Fue en 1968 y lucimos nuestra cueca al público. Compartimos con los mejores del país, con Los Altamirano, Daniel Toro, Los Chalchareros y Los Fronterizos. Allá bailábamos la cueca, el sereno, el gauchito y la resbalosa, que son estilos cuyanos. Para llegar ahí había que ser muy bueno, pero nosotros nos creíamos ser los mejores", sonreía Flores.

Conocedora profunda de la cueca desde su raíz, Mary narró: "La cueca viene de Perú, luego de su paso por Chile por 1850 y se dividió en la ‘marinera’ y en la ‘zamacueca’ que en 1900 se subdividen en zamba y en cueca propiamente. Antiguamente, la cueca se bailaba en 48 compases, hoy se hace en 40.

 

En 1968 la pareja Bazán-Flores fue la primera en representar a San Juan en el Festival Nacional de Folklore de Cosquín. 58 años después, volverán al escenario mayor con un tributo que será inolvidable

En la cueca, se debe predisponer a sentirla y vivirla. Y se manifiestan los sentimientos a través del pañuelo. Se habla con el pañuelo, es un lenguaje propio y con los movimientos se rechaza o acepta al pretendiente.

Para bailar hay que fijar la mirada en la otra persona. Sentir que se está ante la mujer o el hombre ideal. El hombre debe abrirse como un pavo real y la mujer como una paloma. Los movimientos deben ser suaves y delicados.

La dulzura en los pasos es importante, es la manifestación hermosa de lo más pura y se busca que el amor sea correspondido", definió Mary con conocimiento de causa.
Con e tiempo como fuerza implacable, los huesos ya no son los de entonces.

Pero la dupla, revivida, no se deja vencer. La pareja viene preparándose hace semanas para este acontecimiento que será el broche de oro a toda una trayectoria. Jubilado como administrativo en el Poder Judicial, Ramón dijo que "Es un orgullo tremendo para nuestra edad que alguien se acuerde de lo que hicimos.
 

Cuesta retomar porque hace 15 años que no bailamos, pero no queremos borrar la buena imagen que teníamos". Por su parte, Mary entrena con clases de natación y bicicleta. "Queremos estar a la altura del espectáculo y dar lo mejor", dice tan entusiasmada como su histórico compañero.