España.- Lionel Messi es un crack. El rosarino es el mejor del mundo y acaba de ganar su quinto Balón de Oro de la FIFA, pero además es el mejor futbolista del mundo cuando no está jugando. En La Rosaleda, una vez consumada la victoria de Barcelona sobre Málaga por 2-1 con un golazo de tijera de La Pulga, un hincha local invadió el campo de juego y se colgó del cuello del rosarino.

El joven fanático -del Málaga, pero también de Messi- estaba emocionado, intentó darle un beso a Messi y llegó a decirle algo al oído antes de que dos guardias de seguridad gigantes y de traje lo arrancaran del cuerpo del futbolista.

Messi frenó a los patovicas con un gesto: se sacó la camiseta y se la regaló al niño. Un gesto único de un futbolista único.