Las últimas tormentas que han afectado a distintos puntos de nuestra provincia han dado muestras de la importancia que tiene el mantenimiento de la limpieza de cunetas y desagües, para evitar inundaciones y anegamientos, que terminan perjudicando la vida normal de los vecinos. Se trata de una tarea habitual que debe estar a cargo tanto de los municipios, como del propio frentista, que debe velar por evitar que su cuneta sea utilizada como depósito de residuos, dificultando la normal circulación del agua de riego o de lluvia, cuando las precipitaciones son considerables.
Hay que tener en cuenta que más allá de la incomodidad que implica tener agua acumulada en el frente de una casa, esos líquidos estancados son caldo de cultivos de bacterias, larvas de mosquitos y otros tantos insectos que proliferan perjudicando la salud, principalmente, de los niños y personas mayores, además de representar una verdadera molestia para todos los estamentos de la población.
Además de las hojas, que antes eran una exclusividad del otoño, pero ahora caen durante todo el año a consecuencia de las alteraciones climáticas que hacen posible que tengamos viento Zonda en cualquier época del año, las cunetas son receptoras de bolsas de nylon, cartones y otros tantos desechos que deben ser extraídos rápidamente.
La acción del hombre en busca de un camino favorable para el medio ambiente se revela en esta tarea como una forma simple de entender que si cada ciudadano mantiene limpio su hogar, esto reúne una serie de voluntades encaminadas hacia el mismo fin. San Juan siempre fue modelo de urbanidad y limpieza; de brillo en sus veredas y de paisajes al alcance de la mano. Tiene que seguir siéndolo en base a que todos hagamos idéntica fuerza hacia el mismo objetivo.