Curioso lo ocurrido en nuestra provincia en los últimos días. Hubo dos fines de semana en diciembre con viento Zonda, temperaturas que sobrepasaron los 40 grados centígrados (un domingo llegó a 42,9 grados), y bruscos cambios en pocas horas, llegando a estar las madrugadas con bajas temperaturas, lo que obligó a la gente a vestirse con abrigo.
Luego hubo temperaturas altas, normales a las previas a las fiestas navideñas, que nos hicieron suponer que se regularizarían las cosas, pero no, nada de eso.
A los pocos días, lluvias intermitentes, finas pero que sumaron varios milímetros a la pluviometría local, molestaron todas las actividades rurales, deportivas, turísticas, etc., ya que cortaron calles, rutas, accesos y caminos.
También hubo granizo en Angaco, San Martín, Pocito y localidades dispersas de otros. Esto causó pérdidas de importancia en cultivos de melones, tomates, zapallos, sandías, vides de todo tipo, frutales y olivos.
Y en la ciudad, el caos. Hojas caídas en cantidad en las cercanías de la Plaza 25 de Mayo taponaron acequias, hubo desbordes de los cauces de aguas, desorden y descontrol. Justo en tiempo de fiestas y de alegría. Lamentablemente, muchas especies arbóreas se desequilibraron fisiológicamente y ante ese hecho, pierden el control natural de sus fases, y para preservarse, dejan caer sus hojas, primero las más viejas, para regularizar su situación. Es un desbalanceo generalizado que causa ese problema, la planta no sabe cómo reaccionar a una alta temperatura extrema, y a las pocas horas, una bajísima, casi helada, en pleno verano.
La crisis climática en su esplendor! Pero ojo, es de efecto mundial, no local… En Australia hay inundaciones y en otros sitios, sequía.