Estados Unidos, 8 de febrero.- Las escuelas de todo Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut, Massachusetts y Rhode Island anunciaron que iban a cerrar o enviar a sus casas a los estudiantes en las primeras horas de la tarde.

En Long Island, la compañía eléctrica –fuertemente criticada por su respuesta ante el huracán Sandy- prometió a los clientes que tendrá un plan de contingencia.

La ciudad de Boston, donde la nieve comenzó a caer alrededor de las 9:30, hora local, anunció que iba a cerrar todas las escuelas el viernes y que el transporte masivo sería suspendido a partir de las 15:30, hora local.

El alcalde de Boston, la ciudad más importante del estado que se encuentra en el extremo nororiental del país, decidió el cierre de las escuelas y pidió a los comerciantes que no abran sus puertas, así nadie se ve obligado a salir de su casa.

“Quiero recordarles a todos que es necesario utilizar el sentido común y estar lejos de las calles de nuestra ciudad. Quédense en sus hogares”, urgió Thomas Menino en su último mensaje a los ciudadanos.

Desde hace dos años que la ciudad no afronta una tormenta de nieve. Pero ésta será más intensa que aquellas de las que se tiene memoria.

Además de la gran acumulación de nieve que se producirá entre el viernes y el sábado, están pronosticados vientos que podrían alcanzar los 120 kilómetros por hora.

Las aerolíneas llevan cancelados 3.775 vuelos que estaban programados para el viernes en Boston, Chicago y Nueva York, hacia donde se dirigirá el fenómeno climático luego de azotar la región de Nueva Inglaterra. Por eso no se descartan más suspensiones en caso de que más estados se vean afectados.

Pero los pronósticos señalan que a medida que avance, la tormenta irá perdiendo fuerza. En Nueva York, donde no se espera que caigan más de 15 centímetros de nieve, el alcalde Michael Bloomberg esperaba que las previsiones fueran exageradas, aunque la ciudad estaría preparada para actuar.

Uno de los mayores temores es que se vea afectado el suministro energético en algunas zonas afectadas, como ya ocurrió con el feroz huracán Sandy que atacó Nueva York a fines de 2012. Aunque en esta ocasión sería aún más grave si algo similar ocurriera, porque tratándose de una tormenta de nieve, de perder la electricidad, las personas deberían afrontar temperaturas extremas sin calefacción.

Como suele ocurrir antes amenazas semejantes, muchos comercios quedaron vacíos, ya que las personas se volcaron masivamente a comprar provisiones para el fin de semana.