“La miseria me pega muy fuerte ahora. Ya quiero que se termine este año terrible para mí y para mis hijos”, dijo Paola Sosa, una mujer que ya no sabe cómo seguir peleándola. Es que las malas le llegaron todas juntas y cada vez que puede repuntar, dijo que algo malo le pasa.

Ahora confesó que necesita ayuda para poder creer que el 2017 se asome con más benevolencia. Es que su casa se quemó, luego le robaron lo poco que tenía y ahora como pueden viven en esa vivienda que necesita reparaciones, ventanas, puertas y hasta una nueva instalación eléctrica.

Además, Paola tiene a su hija de 13 años enferma y deberá ser operada (al cierre de esta edición estaba internada), a otro hijo lo cuida un allegado y los tres más chicos quedaron con su expareja, quien es adicto y, dijeron, es agresivo con los chicos. 

Paola tiene 33 años y sus hijos son Ludmila (13), Ismael (11), Isaías (5), Gonzalo (4) y Ulises (2). Todos viven en una vivienda que les entregaron en el barrio Las Rosas, en Capital, que pese a ser pequeña, les daba el refugio que necesitaban. Sin embargo, una travesura de los niños con unos fósforos terminó con la casa incendiada y graves pérdidas.

Mientras estaban en un familiar padeciendo las consecuencias del siniestro, les robaron las pocas cosas que no se quemaron y hasta una ventana.

Así que, con las paredes tiznadas y con un cable de luz que les prestaron porque se derritió la instalación eléctrica, decidieron volver a casa. Sólo tienen un foco, en el comedor, y las piezas quedan en penumbras cuando baja el sol. Para colmo, su hija mayor se enfermó.

“Ludmila empezó con una pelotas que se le formaban sobre a columna y le fueron creciendo. La tuvimos que internar porque le dan dolores grandes y ya me dijeron que seguro hay que operarla”, dijo Paola, quien en el hospital la cuida desde la noche hasta el mediodía, cuando va a ver a sus otros hijos.

Así pasaron estos últimos días y no tenía para elegir, siempre con un sentimiento de culpa. “Mientras estoy con Ludmila, pienso en qué estarán haciendo los otros chicos, si habrán comido, si estarán en la calle. Cuando voy a la casa, entonces pienso en que mi hija quedó sola y cómo puedo dejar sola a una hija enferma e internada”, se lamentó la mujer.

Para colmo, según señaló, unos vecinos denunciaron a su expareja por maltrato sobre sus hijos más chicos. “Los vecinos vieron a uno de mis chicos con el ojo morado, pero el padre me dijo que no le pegó.

Él tiene problemas con las drogas y cuando fueron los del 102, le dijeron que no puede estar con ellos y le ofrecieron ayuda para rehabilitarse. Yo ya no sigo más con él, pero alguien tenía que cuidar a los chicos mientras no estoy. Mi familia y la de él me dan una mano y sé que les dan una vuelta y hasta les llevan comida a los niños”, señaló Paola.

A su vez, su segundo niño, Ismael, está con una allegada de Paola pues es hijo de una pareja anterior de la joven y por eso no quedó al cuidado de su padrastro.

“Mi hija necesita cuidados y en mi casa ni luz tengo. En la municipalidad y en Desarrollo Humano me dieron algunas cosas, pero yo necesito arreglar la casa y hacer la instalación eléctrica”, dijo.

PARA AYUDAR

Paola Sosa no tiene teléfono. Para quien quiera ayudarle, ella compartió el número de una hermana, Rosa: 154129064. A su vez, la casa de Paola está ubicada en la manzana A casa 10 del barrio Las Rosas, Capital.