La jueza federal Ana María Figueroa fue apartada de su cargo en la Cámara de Casación Penal por la Corte Suprema de Justicia tras cumplir 75 años y no contar con el aval del Senado. Pero se aferró a su cargo con el guiño de su amiga la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner que peleó y peleó hasta que -concesiones de por medio- consiguió el número de votos para sesionar y luego aprobar la continuidad de la magistrada con lo que abrió conflicto de poderes con el Máximo Tribunal de Justicia. Pero cuando parecía que la resistencia K se imponía, el triunfo de Javier Milei en las elecciones presidenciales le puso punto final a la discusión: sin chances de sumar apoyo político que le garantizara plenos poderes en Casación, la jueza colgó los guantes y decidió comenzar los trámites para su jubilación.

La magistrada que con sus sentencias defendió la posición de Cristina en las causas por corrupción en las que le tocó intervenir, pidió en el Consejo de la Magistratura una certificación de sus servicios para presentarla ante las autoridades previsionales y, de ese modo, iniciar su trámite jubilatorio.

Es de esperar que el organismo acelere el asunto y, en breve, "le salga la jubilación". Una fuente con conocimiento de la cuestión previsional en el Consejo de la Magistratura, dijo que "ya tiene todo hablado en la Anses para que la jubilación salga rápido".

Figueroa dejó de cobrar su sueldo como camarista el 1 de septiembre pasado y, desde entonces, no percibe ninguna remuneración del Poder Judicial. Ahora debería percibir la liquidación final de su salario con vacaciones, aguinaldo y licencias que no se tomó, y empezar a cobrar la jubilación.

Junto con el caso de la jueza Figueroa concluyó otro similar: el del camarista laboral Gregorio Corach, quien aspiraba a quedarse más allá de los 75 años, con un amparo. Pero la Magistratura pidió que deje el cargo por tratarse de una situación similar a la de Figueroa. Y finalmente el juez renunció, a partir del 1 de diciembre.

La suerte de la jueza Figueroa fue la última resistencia K a perder uno de los magistrados que falló en línea con sus ideas en la Cámara Federal de Casación Penal, que es el tribunal penal del país más importante por debajo de la Corte. Ya no se justifica la pelea: la Casación ya votó reabrir las causas Hotesur y Los Sauces y el caso por la firma del Pacto con Irán, sin el voto de Figueroa. Y justamente ese fue el argumento de Cristina Kirchner para reclamar la nulidad de esos fallos ante la Corte.