Fiel al sentido solidario y comprometido que le impregnó a la escuela desde sus inicios, Ana Ramazzi de Coria se retira de la actividad docente con un deseo de corazón: seguir ayudando a quien más lo necesita. Es por eso que esta docente que tomó las riendas del Jardín Lagarto Juancho -uno de los primeros que tuvo salas de 2, 3 y 4 años en la provincia- y luego de su Colegio Integral Independencia quiso que su despedida no tuviera actos rimbombantes. Por el contrario, escapándole al protocolo habitual, pidió una misa interreligiosa y un almuerzo para compartir con los chicos que a diario se alimentan en el Comedor San Cayetano (en Chimbas), ese espacio comunitario con el que su establecimiento educativo colabora ininterrumpidamente desde 1996 a la fecha. Pero hay más, como broche de oro, sueña con dejar listo para el 7 de diciembre próximo, el día de los festejos por su jubilación, un renovado patio de juegos en el mismo lugar, con el aporte de sus ex-alumnos, los actuales estudiantes, sus colegas de toda la vida y las diferentes escuelas en las que le tocó enseñar. Por eso Ana y toda la comunidad educativa piden donaciones a toda aquella persona que quiera sumarse a la celebración de sus 43 años como docente.
"Siempre dice que no necesita más regalos que los que ha recibido en sus años como docente. Que es ella la que tiene que agradecer a la profesión y a los alumnos y a sus padres por darles la oportunidad de ser su Tía Ana (así le dicen). Y a sus compañeros y colegas por aprender juntas día a día. Por eso planificamos un festejo solidario y están todos invitados”, cuentan dos de sus hijas Romina y Tatiana, que son las continuadoras de su labor en la escuela privada ubicada en Rivadavia. Justamente en el ámbito del colegio es que se han llevado adelante muchísimas iniciativas solidarias, desde que los chicos vayan a darles clases de apoyo como "hermanos mayores” a niños de La Bebida, ayudas a Casa Cuna hasta colaborar para armar uno de los Fogones o merenderos de Ernesto Sábato, entre otros proyectos "sanos para crecer en un mundo mejor”.
El festejo será el 7 de diciembre a partir de las 10 horas. Incluirá una misa ecuménica en la capilla que está emplazada en la zona del Parque Industrial de Chimbas y que tendrá como principal referente al padre Germán Pickelny, que coincidentemente es un ex alumno. Luego habrá un almuerzo con pizzetas, sandwichs de milanesa, jugo y helado -que aportan todos los estudiantes, de los distintos niveles- para los 327 niños que a diario comen allí, más los invitados. Luego, vendrá el momento de estrenar el patio de juegos, que en la actualidad está deteriorado y por eso quiere renovárselo.
Ana quería ser escribana. Pero su vocación se vio truncada porque tenia que radicarse fuera de Mendoza, su ciudad natal. Entonces, ni bien terminó el secundario sacó a relucir su título de Maestra Normal Nacional, el que, sin que ella se lo imaginara, le dio mas satisfacciones que nada en el mundo. Con tan solo 18 años consiguió su primer suplencia, en un cuarto grado, de una escuela de Las Heras, por una semana. Al año siguiente y mientras estudiaba para ser docente de chicos especiales, ingresó en la escuela Pedro N. Ferreyra. Y allí realmente, encontró su destino: el jardín de infantes porque tuvo por primera vez a su cargo a los chicos de 5 años.
Ya en 1971 la profesión le dio la oportunidad de apreciar otra de las vetas más humanas de la docencia. Es que tuvo la oportunidad de trabajar como maestra hospitalaria de los niños de las salas de Quebrados y Quemados del entonces Hospital Emilio Civit. Ese año aprendió a codearse con dolores, tristezas y la verdadera superación.
No pasó mucho tiempo hasta que en octubre de 1972, luego de rendir las materias para revalidar los títulos de Maestra de Jardín de Infantes y de Educación Especial, se vino a San Juan siguiendo los pasos de su marido. Aquí concurso -por oposición y por mérito, por escrito y de manera oral y práctica- un cargo en la escuela Manuel Belgrano. Pero su destino era otro, algunos años más tarde, con sus dos hijas Tatiana y Romina pequeñas, en 1978 y luego de estar al frente de una de las salas, se convirtió en socia del Lagarto Juancho, jardín maternal que creció tanto que en 1988 tuvo su primer sala de 5 y en 1989 inició la primaria y más tarde la secundaria, con características propias y distintivas como la doble escolaridad, la incorporación de inglés, deporte, filosofía desde los más pequeñitos.
Ahora le toca el momento de jubilarse, pero lejos de pensar en el descanso, ella ya que trabaja en la concreción de la fundación de su colegio, con la que pretende seguir aprendiendo, enseñando y ejercitando la solidaridad.
Caritas felices
Toda aquella persona que quiera acompañar a esta docente en este momento especial de su vida pero a su vez para regalarles un día feliz a los chicos del comedor San Cayetano puede hacerlo de varias maneras: participando en la misa, yendo a alguno de los turnos de almuerzos en el comedor a compartir la comida o a servir y por supuesto, haciendo donaciones.
Por el momento , el menú estaría completo gracias a que la comunidad educativa aportará todo. Pero como Ana no aceptará bajo ningún concepto regalos personales, pide ayuda con donaciones de ruedas en desuso de distintos tamaños, pintura sintética (de colores blanco, verde, rojo y azul), rodillos, pinceles, agua ras, pintura asfáltica negra a base de diluyente, cemento, cal, palets para hacer maceteros, cables, sogas, ladrillos. También gajos de malvones o plantas con flores, palanganas de plástico grandes, vasos descartables, servilletas de papel, cubiertos, ollas, entre otros elementos fundamentales para el funcionamiento del comedor y del patio de juegos. Quienes puedan sumarse pueden llamar de 9 a 16 horas al teléfono 264-5113696.
Por Paulina Rotman
Foto: Archivo Diario de Cuyo