Reproducción pictórica de las barrancas de Obligado donde se instalaron baterías artilladas y se tendieron, atravesando el río, gruesas cadenas para detener el paso de las embarcaciones.

 

La llamada "Vuelta de Obligado" fue una batalla sucedida el 20 de noviembre de 1845, cuando don Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires y encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina, cumplía su segundo mandato. Se produjo sobre las aguas del Río Paraná, sobre su margen derecha, en un recodo o curva que lleva el nombre de la "Vuelta de Obligado". En esos años la situación política internacional era complicada y más aún en el Río de la Plata. Los países más poderosos del mundo nuevamente emprendieron aventuras colonialistas, mancillando la soberanía de los estados nacientes. A mediados de noviembre de aquel año, poco menos que cien buques mercantes ingresaron al río Paraná, acompañados por una pertrechada flota anglofrancesa, con el propósito de lograr ventajas comerciales en las zonas del litoral y el Paraguay, y obtener el libre tránsito por los ríos interiores de la cuenca. Rosas inmediatamente preparó la defensa, confiándosela a su propio cuñado, el general Lucio Mansilla. El principal escenario bélico se colmó de un conjunto de corajudos soldados, quienes se ubicaron en las dos márgenes del río, esperando al enemigo. En este ejército actuaron personajes inolvidables, desconocidos por la historia grande. Ahí está Pascual Echagüe, quien tenía como misión "medir" a las tropas, es decir vigilarlos y contabilizarlos; también participó "el gaucho Rivero" aquel criollo que peleó en nuestras islas Malvinas.

Fue en las barrancas de Obligado donde se instalaron baterías artilladas y se tendieron, atravesando el río, gruesas cadenas sostenidas por barcazas para detener el paso de las embarcaciones. El combate se inició en la mañana, durando varias horas. Cuenta Manuel Gálvez que este "episodio constituye uno de los más bellos y heroicos hechos de nuestra Historia". La superioridad del enemigo era manifiesta, lo que ocasionó numerosas bajas en nuestras tropas, pero aun así continuó la lucha hasta agotar las municiones. Las escuadras intrusas lograron avanzar, arribando a puertos correntinos y paraguayos. No obstante la defensa militar a ellas fue tremenda. Finalmente los invasores desistieron de su empresa, triunfando ampliamente la política de la Confederación Argentina, aplaudida por hombres como el General José de San Martín. Por este heroico suceso, el día 20 de noviembre se instituyó el "Día de la Soberanía Nacional".

(*) Bibliografía consultada: Crónica Historia Argentina, Buenos Aires, Codex, 1969, Tomo 3. Gálvez Manuel, Vida de Juan Manuel de Rosas. Buenos Aires, Trotta, 1978.

 

Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado 
Magíster en Historia (*)