Jorge Luis Borges inmortalizó una frase plena de vigencia: "Sarmiento desde el bronce sigue soñándonos". La exactitud del pensamiento del gran escritor, al admirar la obra visionaria del prócer, compromete más a los sanjuaninos al cumplirse el Bicentenario del Nacimiento del Maestro de América.
Comprobar la actualidad del ideario sarmientino, en cuanto a aquellos principios educativos que sostuvo con la encendida llama de su pensamiento, resulta vivificante y profundo. Son un llamado a la conciencia cuando aquellos principios se tambalean y resbalan por un sendero escabroso, donde la educación toma perfiles netamente gremiales muy lejos de la vocación genuina, que sin duda debe tener su compensación justa.
"Hacer de la República una escuela" no quedó como slogan político sino plasma la idea de un hombre que sembró una semilla próspera y vigorosa: la enseñanza gratuita, el amor a los libros, la expansión del desarrollo teniendo como base la preparación técnica y el perfeccionamiento docente. Sarmiento dio vida a un país que miraba al futuro con las manos puestas en el trabajo y en el saber. No en las ideas pasatistas y frágiles sino en la apertura mental que necesitan los obreros, los profesionales y los estadistas.
Sarmiento interpretó una realidad inequívoca y superó las dificultades con proyectos renovadores, audaces y una innovación que no conoció fronteras. "Sarmiento desde el bronce sigue sonándonos" y ese sueño magnífico sólo se hará realidad si los argentinos comprendemos que el conocimiento ayuda al crecimiento, al progreso y nos hace más confiables y creíbles en un mundo competitivo donde el poder es de quien conoce más y mejor.