Según dice muy bien el Dr. Ricardo N. Alonso ("Minería y Medio Ambiente”, Cámara Minera de Salta, Ediciones CRISOL 2004), Greenpeace es un ente internacional de aparente origen holandés cuyo objetivo fundamental es impedir del modo que sea el desarrollo de terceros países que pudieran llegar a competir con los poderosos grupos económicos del llamado "primer mundo”. Si no, ¿cómo explicar que la energía nuclear, los gasoductos troncales, la soja, las grandes centrales hidroeléctricas y cuanta obra de infraestructura de nivel mundial encare la Argentina resulten contaminantes, mientras en Europa o los Estados Unidos todas funcionan de maravillas?.

La energía nuclear en Argentina es contaminante pero en Francia están funcionando a pleno 51 reactores ¿Cómo es eso? Aquí con nuestros 3.000.000 de km2 dos centrales nucleares contaminan, pero allá, con una superficie apenas equivalente a Neuquén, Río Negro y Chubut, juntas, parece que 51 reactores son una maravilla.

Resulta que para estos seudo-ambientalistas la soja aquí es mala porque destruye los campos y lleva a que nuestra Pampa argentina pierda su tradicional fertilidad. Pero los "farmers” de Oklahoma, Nebraska y Kansas hacen grandes negocios con estos sembrados y nadie los acusa por atentar contra el medio ambiente.

Los japoneses no debieran cazar ballenas en los mares del sur y las lanchas de Greenpeace los acosan, y en esto estoy de acuerdo, pero resulta que en los mares del norte las flotas inglesas y rusas realizan cuanta captura se les presente sin que organización alguna realice campañas en contra. Como enfatiza el Dr. Alonso, "…si hacemos un gasoducto está mal, si plantamos soja está mal, si ponemos en explotación una mina está mal. Para el ecoterrorismo todo lo que sea desarrollo de un país del tercer mundo está mal. Mientras tanto en Europa los barcos-tanque petroleros se parten por el medio, pero eso parece que está bien…” (R.N.Alonso "Alberdi y el reactor nuclear”, Diario El Tribuno, noviembre 2002, Salta).

Existe una campaña generalizada en contra de la gran minería, una industria primaria que es base de sustentación económica para nuestros vecinos chilenos tanto como para Perú, México, el oeste de los Estados Unidos, Australia, etc. Pero aquí en Argentina pareciera que nosotros no podemos o, según estos grupos seudo-ecologistas (o "’sacha-ecologistas”, para decirlo bien en argentino), no estaríamos debidamente capacitados. Se trata de una campaña según la cual todo lo que represente un desarrollo genuino para nuestro país resulta malo o es contaminante. Ahora la idea central es prejuzgar sobre el uso del cianuro en la gran minería del oro, un método que se utiliza desde hace casi un siglo y que aún en nuestro San Juan tiene antecedentes de muchas décadas (DIARIO DE CUYO, "Ruinas llenas de minería”)

Volviendo al Dr. Alonso "…miles de fábricas usan este producto en el país y en todo el mundo manteniendo la seguridad en su manipulación. Paradójicamente, mientras se boicoteaba un proyecto legítimo argentino (caso Esquel), el gobierno de Australia daba subsidios a sus mineros del oro para que incentiven el uso del cianuro, siendo Australia un país líder en transparencia internacional.

Con organizaciones como Greenpeace Argentina no tiene futuro; ya boicotearon los gasoductos del norte argentino, las semillas transgénicas, la venta de reactores nucleares a otros países, y ahora la gran minería. Si no producimos metales, entonces tenemos que importarlos, aumentando nuestra dependencia económica de las grandes potencias del norte.

Así de simple es la cosa, como para pensarlo con la cabeza fría y el corazón bien argentino.