El hecho de que en San Juan las lluvias no alcancen los niveles que se registran en otras provincias, donde las precipitaciones son habituales y abundantes, no quiere decir que debamos sentarnos cómodamente sin hacer nada, ya que siempre se correr el riesgo de temporales que hacen que poblaciones enteras sufran las consecuencias de inundaciones o anegamientos, como sucedió el jueves último en varias localidades del departamento Sarmiento.
Son conocidos en San Juan los lugares donde las tormentas suelen provocar graves daños. Así hayan pasado varias décadas sin que estos fenómenos naturales se pusieran de manifiesto es necesario estar siempre alerta y preparados, mediante planes de acción que contemplen medidas de ayuda a la población, como también la construcción de defensas.
Las zonas de Los Berros y Media Agua, en Sarmiento; las inmediaciones de las villas cabecera de Ullum y Zonda; determinados sectores de Albardón; la zona de Carpintería, en Pocito; Barreal, en Calingasta y varias localidades de Iglesia y Jáchal, históricamente resultaron afectadas por fuertes tormentas.
El problema puede llegar a considerarse estacional y también cíclico, por lo que dejar pasar el tiempo sin aprovecharlo para preparar a la población o acondicionar defensas, drenes o canales es un despropósito. Sólo basta recurrir a la gente más memoriosa, para que con todo detalle explique por dónde bajan las crecientes y cuáles son los problemas que originan en cada comunidad. Con esos datos, sumado a un estudio profundo, se puede llegar a prevenir situaciones como la de las 300 personas que en la madrugada del jueves fueron evacuadas, o el derrumbe de más de 10 casas, a consecuencia de las crecientes.