Shanghai, 12 de octubre.- Ya gritó con furia de campeón. Ya camino hacia la red dibujando una de esas sonrisas que sólo generan empatía. Ya se sacó la vincha, saludó a su rival y dejó la raqueta junto a su bolso en el banco. Ahora, toma el fibrón que le alcanzan y le pone su firma al cierre del Masters 1000 de Shanghai: Roger Federer.
A los 33 años, el tenista suizo vuelve a reinventar la historia. Venció en la final al francés Gilles Simon por 7-6 (6) y 7-6 (2) y se quedó con el certamen chino, uno de los pocos que no había podido conseguir en su larga y exitosa carrera. Además, a partir de mañana volverá a ocupar el segundo lugar en el ranking de la ATP, siendo el primer jugador en lograrlo a su edad luego de Andre Agassi, quien lo consiguió en 2003.
Federer transitó una semana con muchas facetas. En su debut, debió salvar cinco match points ante el argentino Leo Mayer para llevarse una sufrida victoria. "Fue la mejor remontada de mi carrera", reconoció el suizo, con un dejo de humildad, después del encuentro. Pero en semifinales, en cambio, no dejó dudas para imponerse ante el serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, a quién le cortó una racha de 28 victorias en China.
"Fue una semana de ensueño para mí. Tuve mucha suerte de salvar cinco bolas de partido en mi primer partido y acabar ganando", recordó Roger durante su discurso triunfal.
Con este título en Shanghai, el suizo alcanzo los 81 trofeos en el circuito, 17 de Grand Slam y 23 de Masters 1000. Así, es el tercer máximo ganador de la historia en torneo de ATP, sólo superado por Jimmy Connors (109) e Ivan Lendl (94).