Evo Morales completa hoy un quinquenio en la Presidencia de Bolivia, con un saldo de grandes transformaciones políticas eclipsadas por una larga lista de desafíos económicos aún pendientes en el empobrecido país. Sin embargo Morales, cumple 5 años en uno de sus peores momentos, tras sufrir 2 inesperados reveses políticos, con una baja popularidad y urgido de resolver el "cáncer" que supone para el Estado la subvención en el precio de los combustibles.

El arribo de las mayorías indígena al poder y un simultáneo crecimiento económico impulsado en parte por la nacionalización de hidrocarburos y los altos precios de las materias primas podrían ser suficientes, pero Morales mostró que quiere más.

La "refundación" de Bolivia "recién ha comenzado", dijo la semana pasada el líder indígena, dejando claro que considera que más que un quinto aniversario está cumpliendo apenas "el primer año del primer Gobierno del Estado Plurinacional". "Esta es una consigna política, se trata de reescribir la historia del Estado antes y después de Evo Morales", dijo el analista político Romano Paz.

Carlos Cordero, analista, apuntó que la celebración del "primer año Plurinacional" simboliza al proceso de cambio mientras abre la puerta para una segunda reelección consecutiva de Morales. "El reforzar la idea de que es el primer año de Gobierno bajo una nueva Constitución es el argumento para ir abriendo la posibilidad para una nueva reelección, esa es la intención política", sostuvo.

La reelección inmediata no era posible en Bolivia hasta que la nueva Constitución "plurinacional" y socialista impulsada por Morales fue aprobada a inicios del 2009. Reelecto en diciembre de ese año, un año antes de completar su primer mandato, Morales lanzó poco después la sugerencia de que su actual Gobierno debía ser visto como el primero bajo la nueva carta magna, lo que lo habilitaría a otra reelección.

En cuanto al desencanto, y aunque el mandatario ha tratado de minimizar el impacto, los últimos días han estado marcados por la polémica sobre las decisiones que debe tomar para recomponer su equipo de Gobierno y sus próximas medidas económicas.

El primer y quizás el peor golpe lo sufrió hace 3 semanas cuando protestas sociales, le forzaron a retroceder en su decisión de subir el coste de los combustibles hasta en un 82%. Como no había sucedido antes, los manifestantes quemaron la imagen del mandatario, pidieron su renuncia, intentaron destruir una estatua del guerrillero Ernesto Che Guevara y prendieron fuego a una bandera venezolana, señales del agudo descontento, según analistas. El conflicto tuvo sus consecuencias en la popularidad de Morales que en diciembre se situó en un mínimo histórico de 30% y este mes ha recuperado apenas seis puntos, según diversas encuestas.

El segundo revés se produjo esta semana cuando Paraguay otorgó asilo al ex gobernador del departamento sureño de Tarija Mario Cossío, uno de los mayores opositores de Morales que es afín al presidente paraguayo, Fernando Lugo. Cossío, quien fue destituido en diciembre pasado, alega ser un perseguido político, mientras que el Gobierno lo ha tildado corrupto, separatista y conspirador, lo mismo que también dice de los gobernadores opositores de Santa Cruz y Beni que también afrontan diversas denuncias del Ejecutivo y temen perder sus cargos. A juicio del politólogo Jorge Lazarte, el refugio para Cossío es "la peor derrota política externa" de Morales, después de haber enviado a una de sus ministras a Asunción para "presionar" a las autoridades paraguayas, sin haber conseguido convencerlas de rechazar el pedido de asilo.