Hace unos días trascendieron detalles de una reunión secreta, realizada en una quinta del Partido bonaerense de Moreno, en la que participaron los jueces federales Sebastián Casanello y Daniel Rafecas, acompañados por secretarios judiciales y fiscales, todos conocidos por su indisimulable simpatía kirchnerista. El anfitrión fue el legislador porteño Gustavo Vera (bloque Bien Común, ex Frente UNEN), junto a un grupo de colaboradores que están trabajando en la organización de un encuentro de jueces y secretarios de juzgados federales, a realizarse el 16 de diciembre próximo. Ese cónclave se concretará en la legislatura porteña y contará con la presencia de monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, titular de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales y hombre de confianza del papa Francisco. 

Más allá del objetivo organizativo que tenía el almuerzo, se supo que los magistrados están interesados en avanzar con lo que han dado en llamar "el laudatismo judicial" término que hace referencia a la encíclica papal ecológica "Laudato Si", que no es otra cosa que intentar establecer una vinculación directa y permanente con el Vaticano, que comenzó con la reunión de jueces contra el crimen organizado, a la que asistió Casanello en junio último junto a otros magistrados, o el simposio sobre narcotráfico, también realizado en la Santa Sede, que contó con la presencia del juez Rafecas. 

Se sabe que hay muchos funcionarios judiciales federales, que desde el alejamiento del poder de Cristina Fernández de Kirchner, y su posterior desfile judicial, tienen algunas urgencias al haber quedado en medio de recriminaciones sociales por no acelerar algunas causas en contra de la expresidenta y sus excolaboradores. Lo que están buscando ahora es que alguien les sirva de sostén y qué mejor que el máximo representante de la Iglesia Católica "que todo lo comprende y perdona", el papa Francisco. 

Se trata de una estrategia orientada a que una parte de la Justicia se vincule directamente con la Iglesia, en busca de salir lo mejor parada posible de una situación que cada vez se torna más complicada. Una maniobra tan reprochable como los actos que se pretende cubrir con ella. 

De una vez por todas se debe comprender que la Justicia es un poder del Estado que debe actuar independientemente y que no debe estar sujeta a vinculaciones de ningún tipo, especialmente aquellas que la condicionan y que la limitan en su accionar.