Desde que se dedicó de lleno a la actuación, Emilia Claudeville viene dando pasos firmes y certeros. La actriz sanjuanina viene de recientes participaciones en cine, en series de Netflix y Flow, mientras que el 1 de marzo debutará en la Sala Picasso del Paseo La Plaza de Buenos Aires en la obra protagonizada por Carla Peterson, con tres funciones semanales hasta julio. "Reverso" es creación de Matías Feldman, destacado director de la escena nacional, en la que Emilia comparte cartel también con Marco Antonio Caponi, Nicolás García Hume, Diego Cremonesi y Juan Isola.
En esta comedia dramática se planteará que "las cosas no son lo que aparentan ser", que habla del "metaverso", y de una realidad que tiene su "reverso", pero que en definitiva, será una excusa para hablar de duelos y pérdidas.
Enfrascada en el proyecto desde hace varios meses, Emilia habló con DIARIO DE CUYO sobre cómo fue su proceso personal para este debut en el teatro comercial, de qué manera la atraviesa este trabajo en particular, la relación con sus compañeros y con director, quien además es su pareja desde hace seis años.
-¿Cómo te sentís con esta participación? ¿Es un desafío?
-Es la primera vez que me embarco en esto del teatro comercial, es el primer proyecto grande en el que participo. Hice cosas, escribí y actué, participo permanentemente en obras independientes. El teatro es algo que me convoca, que me tiene ocupada, mi formación actoral está en el teatro. Pero este proyecto me tiene muy entusiasmada, contenta, me tiene ilusionada, nerviosa. El teatro tiene esto de que se empieza a materializar: venís ensayando y de repente ves las gráficas, la puerta del teatro ploteada con nuestras caras, se va volviendo real. Así que estoy chocha.
-¿Hay más presión por integrar un elenco con actores tan conocidos?
-Sí, es un elenco mega, es un elenco soñado. Es un gran equipo, pero ¿presión? sí, no diré que no, pero venimos trabajando desde antes de mitad del año pasado con encuentros, primeras lecturas y luego ensayos fuertes, así que el proceso mismo ha hecho, con tanto tiempo compartido, que sea un proceso re lindo. Ese proceso de trabajo real hizo que esa presión se vaya lavando o diluyendo para confiar más en el trabajo que estamos creando como equipo y en lo que yo tengo para dar ahí, que no es lo que tiene ninguno de mis compañeros y viceversa. Ni hablar que para mí es un honor estar trabajando con gente con tanto oficio, de mucha experiencia. La presión sí está, pero el trabajo hace que se vaya transformando en otra cosa, en seguridad en mi proceso en mi trabajo.
– ¿Cómo es la dinámica dentro del elenco?, ¿cómo se llevan?
-Por suerte los chicos de este elenco son muy lo más, gente muy laburadora, cero estrellas. De Carla (Peterson) sólo tengo cosas fantásticas para decir. Estoy encantada con ella en todo sentido, me sorprende para bien el hecho que sea una actriz tan popular, con tanta trayectoria, y es una trabajadora bestial. Y es muy lindo para compartir y aprender. Tengo muchísimo para aprender de ella y ella es muy generosa. Me parece una gran actriz y las cosas que veo de ella en el proceso de trabajo me sorprenden cada vez.
-¿Lo vivís como un aprendizaje?
-Es un aprendizaje enorme. Cada proyecto que recibo y en el que me embarco, yo lo atravieso como un aprendizaje, al tener cada proyecto material distinto, elencos y directores diferentes es una experiencia nueva cada vez. Y en esta en particular que yo me permití desde el primer momento estar con el corazón en la mano, con mucha verdad, que me atraviese. Esta obra materializa muchas cosas que yo vengo tejiendo, construyendo y trabajando en niveles muy íntimos, entonces la recibo como un fin en sí mismo.
-¿Cómo es trabajar con Feldman?
-Este el primer proyecto que hacemos juntos. Para mí es un condimento recontra especial, y la decisión de participar cuando él me convocó también fue tomada con mucho amor. Él es un director que admiro desde que vi sus obras, desde antes de conocernos, es un director con el que cualquier actriz o actor que le gusta el teatro desearía trabajar porque lo caracteriza un estilo muy particular, muy inteligente, de mucho humor. Sus obras son siempre grandes, de muchos personajes, muy interesantes y el público se engancha, siempre son un fenómeno sus obras cuando ocurren en la ciudad, viene de hacer obras en el Cervantes, en el San Martín, en el Metropolitan.
Tengo muchas ganas y entusiasmo.
-Pero además son pareja, ¿cómo se llevan con eso?
-Fue la primera pregunta que me hice cuando me convocó. ¿Cómo puedo lidiar con esto?, y estoy trabajando con él como si estuviera con cualquier director, se puede separar. Pero también es decir "bueno, me hago cargo", porque trabajar con verdad y lo honesto en este momento de creación implica la realidad de que es mi compañero; que salimos del ensayo y nos volvemos caminando a casa hablando del proceso. Y trabajando tuve la respuesta, el trabajo es un lugar que nos encuentra de una manera hermosa, somos los dos unos locos del trabajo, así que el proceso de la obra es un lugar de encuentro muy bonito.
-¿Cómo lidiás con la mirada del otro, por la relación?
-No hubo nada de eso. Con todos los integrantes he trabajado,con Carla en 100 días para enamorarse, con Marco en Sandro, con Nico en Limbo. No estoy ahí por ser la mujer del director. Se lo plantee a Mati, le dije "me muero si un espectador o alguien del elenco pensaran eso". Quizás alguno lo piense, pero uno no puede dejar de hacer por lo que piensen los otros. Él es muy serio trabajando, desde el primer momento me dijo "yo te convoco por actriz, lo que necesito para la obra es lo que vos tenés", entonces lo hablamos al principio y entramos a trabajar sin eso a cuestas.