“En las mejores épocas llegamos a vender unos 100 mil plantines -muchos iban a Catamarca o La Rioja- y ahora no sé, pero no creo que lleguemos a 10 mil. Desde un tiempo a esta parte los inversionistas extranjeros desaparecieron, los europeos principalmente que eran los más interesados en nuestras tierras”, explicó Hugo Amat, propietario de un reconocido vivero. Para estos comercios, el boom olivícola representó ventas extraordinarias, de acuerdo a que los plantines para variedad aceitera -Picual o Arbequina- están dentro de los cultivos extensivos, ya que se plantan 2.200 olivos por cada hectárea. En el vivero Olivid, que se ubica en el departamento de Pocito, contaron que llegaron a vender 3.000 plantines por mes y ahora llegan apenas a 300. Para los viveros, es menos rentable las variedades de olivos para conserva, porque sólo se necesitan 408 plantines por hectárea, pero la tendencia se inclina por estas últimas.