Buenos Aires, 31 de marzo.- El papa Francisco hizo hoy un llamamiento para que en la península coreana se superen las divergencias "y se madure un renovado espíritu de reconciliación".

En su Mensaje Pascual, el pontífice también pidió paz para Siria, para su población afectada por el conflicto y para los miles de refugiados que están esperando ayuda y consuelo.

Asimismo, pidió que se termine con la violencia entre palestinos e israelíes, que lleva muchos años de disputa.

El mensaje de Francisco se produjo horas después de que Corea del Norte le declarara la guerra a su vecina Corea del Sur y advirtiera con ataques a los Estados Unidos.

También apuntó contra la trata de personas

Durante el tradicional saludo Urbi et Orbi, el papa Francisco reivindicó la lucha contra la trata de personas, "que es la esclavitud más extendida del Siglo XXI" y pidió que se termine "la violencia ligada al tráfico de drogas, y la explotación inicua de los recursos naturales".

"Que Jesús resucitado traiga consuelo a quienes son víctimas de calamidades naturales y nos haga custodio responsables de la creación", expresó el Santo Padre.

En tanto, el Papa hizo un llamamiento para que en la península coreana se superen las divergencias "y se madure un renovado espíritu de reconciliación".

Francisco -revestido con una simple casulla blanca que representa la gloría de la jornada- fue recibido por los fieles que ondearon de banderas de decenas de países de todo el mundo, entre las que se destacaron gran cantidad de divisas argentinas y del Estado Vaticano.

Al finalizar la misa el Papa recorrió la Plaza en su `papamóvil`, bendijo a niños y enfermos y fue vitoreado por los miles de fieles que llegaron a Roma para la celebración de la Pascua.

Después de una semana de clima lluvioso, Roma amaneció con buen clima, lo que posibilitó la llegada de una mayor cantidad de fieles.

La ceremonia fue seguida por gran cantidad de periodistas acreditados de todo el mundo.

Antes, el Papa encabezó la vigilia pascual y exhortó a no perder la confianza ante las dificultades. "No nos encerremos en nosotros mismos, no perdamos la confianza, nunca nos resignemos", señaló.

Y añadió: "Los problemas, las preocupaciones de la vida cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en la amargura".