El árbol del olivo posee una historia para los cristianos, (ver recuadro).
Dentro de su especie posee una prestancia que pocos guardan, como único ejemplar en el medio de un jardín aporta una silueta arrogante de equilibrado aplomo, como sabiendo la grandeza de su presencia y mantenida guapeza.
El olivo tiene valor ornamental, se emplea mucho tanto en jardinería como en paisajismo. La noble silueta de los olivos de añosos troncos, se rejuvenece cada primavera con el renovado brote de sus hojas con matices verde grisáceos. Sus tonos contrastan con ventaja sobre cualquier fondo, ya sea azul de cielo, pardo de tierra, el verde del césped o donde se lo ubique. Es arrogante luchando contra el viento, humilde bajo la Iluvia, misterioso entre la niebla y luminoso bajo la luz del sol. La sombra del olivo es acogedora, íntima, reconfortante, sugeridora. Su nombre proviene del latín olivum, es una planta de la familia de las oleáceas.
El olivo (Olea europea), es un árbol cuyo porte alcanza de 4 a 6 metros de altura. Tiene la copa ramificada y ancha, sobre un tronco grueso y corto.
No obstante, es frecuente encontrar dos o tres plantas agrupadas, y se consideran como uno solo. También hay olivos de dos o de tres patas, porque se han soldado los troncos por abajo con el crecimiento.
Las hojas aparecen opuestas sobre las ramillas; son enteras y tienen forma lanceolada, con un pequeño mucrón en el ápice. Por el haz tienen un color verde característico, ‘verde oliva\’, más o menos oscuro, que le individualiza de otras tonalidades. Por el envés, las hojas son blanco plateadas y casi imperceptiblemente matizadas en verde; ese brillo plateado produce uno de los
más bellos efectos que se pueden disfrutar en la naturaleza. Duran varios años en el árbol, de modo que el olivo nunca se desnuda. Estas son utilizadas como alimento del ganado y también con fines medicinales.
La floración suele ser muy abundante, son muy pequeñas de color cremoso, que se agrupan en racimos axilares.
Por su desarrollo lento, los olivos no florecen hasta los cinco o diez años o más. Ellas son efímeras y casi desconocidas, aunque no exentas de gracia, que nacen sobre madera de los brotes del año anterior.
El fruto, es decir, la aceituna, tiene forma y tamaño distintos, según la variedad de que se trate; es una drupa que pasa del color verde, mientras crece, al morado oscuro y al negro en la madurez, todo su aceite lo tiene la oliva. Se utiliza para consumo culinario y además se extrae aceite, entre otras utilidades.
La madera de olivo es densa, dura y posee un hermoso veteado que la otorga un atractivo peculiar. Se utiliza para artesanía y en la construcción, principalmente de muebles. De las cortezas de los viejos olivos se extrae una especie de resina que se utiliza como esencia en perfumería.
Finalmente, hay que destacar que se trata de un árbol extraordinariamente rústico y longevo, del que en nuestra provincia existen ejemplares a los que difícilmente se les puede calcular cuántas veces son centenarios.