"No es una arte fácil la danza", decía Paloma Herrera, la ex Principal del American Ballet que seleccionó y preparó -junto a la respetada maestra Lidia Segni- al ballet sanjuanino que ayer estuvo a la altura de las circunstancias: bailar un clásico de la demanda técnica y expresiva como el que bailaron, en su propia, nueva y hermosa casa, preparados por Herrera y Segni; y con Nadia Muzyca y Juan Pablo Ledo, primeras figuras del Teatro Colón. Todos llevaron a muy buen puerto "El lago de los cisnes", en una noche más que especial, sobre todo -nobleza obliga- por esa joven troupe de artistas sanjuaninos, que integraron este primer ballet que deja su sello en el flamante Teatro del Bicentenario.
Más allá de algunos pequeños errores que supieron ir subsanando a medida que avanzaba la obra (como alguna diagonal que no salió perfecta o esas energías dispares en el primer acto; aunque, sin ánimo de congraciarse, vale decir que bailar en equipo es aún más complejo) los bailarines locales mostraron que hay buena madera en la provincia, y que pueden sacar lo mejor de sí cuando son entrenados con la exigencia y la precisión -intensivas- con las que lo hicieron en estos meses. Claro que el objetivo, seguramente, también fue un gran aliciente; y en ese tren, ojalá podamos seguir siendo testigos de sus avances. Todos celebrados, el plus de aplausos fue para el Pas de quatre (con la más experimentada Sofía Usín -quien integró el ballet de Urlezaga-, Alexia Tutanosqui, Paula Correa y María del Valle Montes, una gran promesa de apenas 12 años) y el Vals del primer acto (Paula Lanciani y Gema Fernández); y las Princesas del segundo (Usín, Lanciani, Fernández y María Paz López, junto a sus acompañantes Facundo Vera y Aníbal Caballero).
Muy buen vestuario, escenografía y decorados a nivel completaron la velada (con producción de Reta-Pelliciari, y el apoyo del gobierno provincial), que tuvo sólo un percance: una falla en el sonido que lamentablemente afectó la variación de una solista que se lucía en escena. Para el final, una hora y media después, más aplausos y flores. Paloma en escena, con "sus chicos sanjuaninos". Sonrisas sobre y debajo del escenario. Un hermoso espectáculo de ballet y con emociones a flor de piel.