La decisión del presidente José Mujica para lograr un rápido crecimiento de Uruguay en base a productividad y eficiencia competitiva es una política de Estado con gran protagonismo del mandatario. Una de las premisas es captar inversiones extranjeras garantizando seguridad jurídica, estabilidad macroeconómica y respeto a las reglas de juego.

Esta certidumbre será expuesta personalmente por Mujica en las visitas que realizará en breve a India, Europa, Brasil y Estados Unidos, mientras prepara para el 2 de abril próximo un segundo foro en Punta del Este, para convocar a centenares de empresarios extranjeros a invertir en el vecino país. El foro denominado "Uruguay, país de oportunidades: certezas para seguir creciendo" se complementa con una ley que habilita asociaciones público-privadas en grandes obras de infraestructura y servicios estatales, de manera de dar el marco adecuado a la radicación esperada. Uruguay ya exporta más carne que Argentina y va en el mismo camino con los granos.

La política económica de Mujica es una lección para nuestras autoridades, que llaman a los empresarios para exigirles que no importen insumos, que impiden exportaciones perdiendo mercados tradicionales y aplican castigos fiscales cambiando el régimen tributario para engrosar la caja política. Mujica tiene bien claro su objetivo y lo resumió a un semanario uruguayo con su lenguaje campechano: "No se puede hacer cambios sobre la marcha; es una inmoralidad. ¿Te hice cosechar y después te digo que te voy a poner más impuestos? No, eso no se puede hacer", dijo el presidente. Es una oportuna reflexión sobre lo que pasó aquí con la resolución 125 de retenciones agropecuarias.