El partido ante Quilmes era clave para el futuro de San Martín porque de haberlo ganado hubiese tomado el oxígeno que necesita y repuntar en el promedio con sus rivales directos. Pero el empate 0-0 no hizo más que dejar todo como estaba y hoy sigue con el segundo peor promedio y perdiendo la categoría. Ahora empieza a apretar la punta del zapato y debe comenzar a sumar de 3 puntos como sea.
El del sábado, fue el segundo partido de Rubén Forestello al frente del equipo y el primer punto que obtiene. Pero hay que retroceder a cuando el Yagui asumió y sus primeras palabras y objetivo planteado fueron: “Tenemos que sacar 22 o 23 puntos para quedarnos en Primera”. Y de allí se desprende automáticamente que San Martín debe ganar más de la mitad de los encuentros que le restan.
Quedan 11 partidos, es decir 33 puntos, y para obtener esas “enunciadas” 23 unidades que se propuso Forestello para no depender de nadie debe ganar 7 juegos y agregarle un empate. O sea que sólo puede perder tres partidos. Cifras que no son imposibles, pero parecen tan lejanas mirando la realidad de un equipo que hace 16 fechas que no obtiene una victoria y que el saldo positivo tras su paso por Quilmes fue volver a tener el arco en cero tras seis presentaciones, mostrar un orden en la cancha y una evolución en cuanto a la propuesta, más allá que la enorme deuda que lo sigue perjudicando es no poder cantar victoria y no acertar lo poco que concreta en la ofensiva.
El sábado tras la paridad con el Cervecero, Forestello dijo que: “Las chances más claras fueron nuestras y sobre todo en el complemento. Me queda la tranquilidad que si uno merecía ganar, ese equipo éramos nosotros”. Y en este fútbol moderno y tan cambiante los merecimientos no alcanzan, hay que hablar con hechos, es decir triunfos porque los tiempos se acortan y las alegrías no llegan.
Lo que le queda por delante al Verdinegro es: Boca, de local, el próximo sábado a las 16.20 en Concepción; luego All Boys (visitante), Unión (L), Rafaela (V), Argentinos Juniors (L), Independiente (V), Lanús (L), Tigre (V), Belgrano (V), Estudiantes (L) y River (V).
Once partidos en los que la mayoría son rivales que hoy están de mitad de tabla para abajo. Sin olvidar que en ese camino aparecen los otros dos rivales directos por mantenerse como Independiente, en Buenos Aires, y Unión de Santa Fe, en San Juan.
Aferrarse a la frase clásica que mientras las matemáticas den siempre se va a intentar, es moneda corriente en Concepción, y hoy todo puede ser posible y avizorar una temporada más en la elite del fútbol argentino no es una utopía, pero el único remedio en ganar y arriesgar al límite.