Hasta ahora, revivir aquella odisea que encabezó el general San Martín, en la Cordillera de los Andes, en enero de 1817 -calificada como la mayor operación político-militar para lograr la independencia en América Latina de la corona española- se hizo a lomo de mulas y caballos, corriendo y en caminatas, montados en bicicletas o en motos de altas cilindradas y con la participación de deportistas de elite, políticos, diplomáticos, historiadores, religiosos, periodistas, curiosos. Sin embargo por estos días, ese cruce sanmartininano es desafiado por un robot de exploración terrestre. Así como se lee. Y no solo eso, esta maquinaria tecnológica viene impulsada con una intencionalidad artística que rompe todos los cánones. Es el primero en su tipo en hacer semejante proeza, a casi 4500 metros de altura sobre el nivel del mar.
Guanaquerx es el protagonista de esta hazaña ‘revolucionaria” que a modo de homenaje lleva por nombre una reversión de las famosas Guanaqueras, el vehículo creado en estas tierras por un grupo de amigos en los ’70 (entre otros Gringo de Lara, Pebi Zimmermann, Lucho Cernuda, la familia Volpini, Bocha Goldberg, Tom Murúa, Sergio Fernández, Enrique Uliarte) con características únicas como potentes motores, peso reducido, techo de toldo, capot de lona y butacas de Citroën 2 CV, mínima carrocería de aluminio, entre otras, ideales para recorrer la precordillera y un precedente para las 4×4 que llegaron mucho después. Es un prototipo programado con la más alta tecnología pero que a su vez luce con una estructura absolutamente artesanal realizada en caña colihue y con detalles tejidos como alforjas y hasta un poncho al telar. Y está inspirado o guiado por personajes emblemáticos desde San Martín por supuesto, hasta Martina Chapanay -que fue chasqui del Ejército de los Andes-, quizás el yastay -ese ser mitológico representado por un guanaco- y por qué no la Difunta Correa, protectora de los viajeros. Con su propio ‘ejército” partió este viernes desde Barreal a Manantiales. Lo despidieron muchos de los lugareños, inclusive con un ritual baile de los danzantes de la Virgen de Andacollo. Está previsto que próximo 23 de enero hagan cumbre en el límite entre Argentina y Chile, para comenzar el descenso de 7 días de travesía. Una vez que lleguen al punto simbólico se hará como ya es tradicional en los cruces la colocación de placas recordatorias y conmemorativas. Por ahora y pese a ser una acción perfomática no está previsto hacer una exposición con todo el material logrado (aunque no se descarta y es más, se desea tener la posibilidad de mostrarlo aquí lógicamente), si en cambio, hay una página web y un perfil de Instagram on line (ver Bitácora de Viaje) donde se vuelca día a día los avances de esta aventura, anécdotas, pero además información basada en investigaciones histórica, datos del soporte tecnológico real pero además de lo que la tecnología implica para el arte (hay poesías por ejemplo sobre el tema, en muchos casos cuestionándola), relatos de los propios acompañantes, entre otros ítems.
Esta es una iniciativa generada por Paula Gaetano Adi, artista plástica sanjuanina pero residente desde hace más de 20 años en Estados Unidos, donde fue a capacitarse y a seguir investigando cada posibilidad de crear y transmitir un mensaje a partir de la tecnología y la robótica. Fue justamente en una de sus clases de experimentación de "Robótica para el Pluriverso” -porque considera que no hay un solo universo ni una sola tecnología- en la escuela de Arte -la reconocida Rhode Island School of Design- que resignificó la hazaña sanmartiniana como hecho colectivo y en beneficio de todos, pero además como "acción emancipadora y libertaria en su más amplio sentido”, la ubicó en San Juan, en el paso de Los Patos (desde dónde partió su columna) y quiso de inmediato empezar a trabajar. Para eso contó con el apoyo de la institución en la que trabaja que la vinculó a los técnicos de Hyndai -cuyo laboratorio está en Sillicon Valley- que sorprendidos por la propuesta no dudaron en auspiciarla con dinero, con los conocimientos de sus técnicos y por supuesto con mano de obra. La tercera pata de este proyecto es financiado con un premio que la artista ganó el año pasado por parte de la fundación Creative Capital.
Para lograrlo Gaetano Adi invirtió más de dos años en el desarrollo, uno de ello, le implicó prácticamente instalarse en San Juan para estar más cerca de la montaña y de muchos de los hacedores del guanaco para poder hacer todas las pruebas necesarias. Esto sin contar más de un viaje a Estados Unidos para chequear avances técnicos en la meca de las high-tech.
El robot en cuestión se diseño y construyó desde cero. Si bien a la artista le habían propuesto comprar un desarrollo ya probado, a ella no le servía. Por eso, los técnicos pusieron manos a la obra para lograr una maquinaria de ingeniería, mecánica y software capaz de moverse en la alta montaña, sortear los inconvenientes que presenta la altura y las inclemencias climáticas (ver El aporte de los chicos) y por su valor, no correr riesgos en las pendientes. El robot en cuestión puede caminar con las 4 patas y sus ruedas, está movido por una gran cantidad de baterías de litio, además de motores y plaquetas específicas. Está dotado de una cola que en realidad es un brazo robótico que le permite flamear su bandera (la construyeron especialmente para la ocasión) o tocar una caja chayera. Tiene incorporada una cámara de fotografía del cielo nocturno, otra cámara de 360 grados, una cámara de inteligencia artificial, un parlante y un micrófono con los que emite sonidos. A su vez, tiene 3 mulas a disposición -entre otras Don Carozo- para las zonas mas riesgosas, ya que la tecnología en estos casos no puede suplir la experiencia ni el instinto animal. Hicieron un arnés para poder sujetarlo.
"Este es un robot con un fin no instrumental porque es artístico. Su objetivo solamente es cruzar los Andes. Justamente me interesa la tecnología por lo que puede permitirnos pensar y cuestionar. Aunque pareciera que la robótica no tiene límites, pasa todo lo contrario, está super condicionada. Uno dice robot y tanto un niño como un adulto imaginan lo mismo y traen esa imagen que nos dictó la ciencia ficción americana. Y puede ser otra cosa. Ahí es donde propongo que el arte puede contribuir para desarmar determinados estereotipos de la tecnología y poner en cuestión ese paradigma, al menos preguntarnos para que sirve la tecnología y cuales pueden ser otros fines que no sean los tradicionales. Por eso Guanaquerx está pensado como tecnología emancipadora, libertadora que permite que se compenetre una alta tecnología, con conocimientos ancestrales, con lo que nos ofrece esta parte del mundo. Un gran ejemplo son las Guanaqueras que no existen en otro lugar o las estructuras de caña que ahora le dan cuerpo a este robot pero que el emprendedor que las hace, originariamente las utiliza para hacer bicicletas de caña que son perfectas. O el aporte de los baqueanos, que sin ellos no podemos hacer nada. Esto es tecnología con impronta nuestra, local, inteligente, desde el conocimiento básico, tan válida y práctica como otros desarrollos. Eso es lo que hizo San Martín y por eso logró una hazaña única al mando de 5000 hombres con un mismo objetivo”, argumenta la artista que hace sus planteos a partir del primer uso de la palabra robot, en una obra de teatro del escritor de ciencia ficción Karel Capek, en 1920, a partir del término robota cuyo significado es esclavo. "Tanto que se habla de la revolución tecnológica y de libertad, especialmente en la Argentina de los últimos tiempos, que nos incita a la necesidad de replantearnos el concepto, a la necesidad de empanciparse, inclusive de los términos. De hecho si uno piensa en robot se liga a la idea de trabajo forzado, dependencia, esclavitud, explotación. Eso es así. Estamos pensando cómo hacer otro, un seudohumano, para que nos reemplace en lo que no queremos hacer”, asegura.
Con Guanaquerx además de plantear distintas líneas de pensamiento -desde para qué sirve la tecnología y por qué muchas veces se usa con fines violentos como los drones que lanzan misiles por ejemplo-, la artista quiere dejar un mensaje para todos aquellos que se valen de estos avances. De hecho, además de la placa de bronce que recuerde su paso por ahí y que van a colocar, como es tradicional, en el hito de San Martín y O’ Higgins, van a dejar otra, con una reescritura de las nuevas leyes de la robótica -en este caso "Las leyes pluriversales de la Robótica- como legado de esta aparato cuasi guanaco que tienen mucho detalle sanjuanino.
- Bitácora de viaje
Para seguir las instancias del Cruce de los Andes de Guanaquerx, hay dos vías virtuales: las redes sociales, más específicamente Instagram (https://www.instagram.com/guanaquerx) y la propia web de la hazaña https://www.guanaquerx.com/ que irán retroalimentándose a diario porque llevan tecnología satelital.
Parte del material estará escrito en inglés y parte en español. Además hay muchas fotos de la travesía.
Estos soportes se complementarán más adelante con un material videográfico a modo de documental, según adelantó la artista.
El aporte de los chicos
Parte del proyecto fue tener un aliado educativo que sumara algún instrumental extra a la experiencia, pudiendo demostrar la veracidad de sus intenciones de crear tecnología local. Absolutamente involucrada con la provincia, Paula quiso llegar para esto no sólo a una escuela rural, sino además a una institución que tuviese un vínculo con estos desarrollos. Así fue como encontró en Pozo de los Algarrobos, en Caucete, al establecimiento indicado, no solo por el interés de los chicos que hicieron un trabajo a conciencia durante casi todo el año, sino además por sus antecedentes ya que la escuela Obispo Zapata había sido reconocida más de una oportunidad como el Premio Maestros Argentinos (en el 2018 ganaron 1 millón de pesos para concretar su espacio de robótica), la Maratón Nacional de Programación y Robótica (por la que 3 alumnos viajaron a Estados Unidos), entre otros.
Con la guía de Claudio Alessio y Federico Amarfil, un grupo de alumnos voluntarios -ya que iban a contraturno- integrado por Julieta Mercado, Bruno Olmos, Eliseo Rosales, Luciano Farias, Luis Farias e Ignacio Varela, decidió diseñar y construir una estación metereológica que adosaron al robot y que les brindará información clave a los expedicionarios sobre el viento, la temperatura y la humedad, entre otros parámetros.
Hay equipo
El concepto artístico de Paula Gaetano Adi, tuvo su respaldo y desarrollo tecnológico de los ingenieros y desarrolladores argentinos -padre e hijo- Miguel y Tomás Grassi, más los estadounidenses John Suh, John Strong, Zach Nobles, Jordan Rozendal, Michael Webber, Pierre Maurer, Qotayba Alrayes, Varit (‘Ohm”) Vichathorn, Henry Cole, Noah Hedding, Kyle Cesare, Lovro Ivanov, Michael Wrock, Davide Faconti, Griswald Brooks, Mark Moll. Y por supuesto de los artistas y hacedores Leo Pelegrin (creador santafecino que trabaja con cañas), Javier Bustos, hermanos Kuter (diseñadores de la bandera), Teresa Diaz, Arminda, Daniela y Yanina Suárez, el tejedor Pablo Martin, Gustavo Ortiz, las costureras Isabel y Rosa Pérez, Facundo Vila, aparte de los investigadores de la Universidad de Córdoba, Martina Schilling e Ignacio Heredia. Vale destacar que toda la parte textil implicó desde el esquilado de la lana, el teñido y todo el proceso hasta tejer a telar las alfojas y el poncho que va a proteger al robot, en caso de lluvias.
Parte del equipo lo conforman los videastas Berny Garay Pringles, Emanuel, Facundo Bustamante, Arturo Delgado (drone), Pavel Romaniko, Alejandro Borsani. Ellos han registrado cada momento del proceso creativo y técnico que luego se va a volcar en la web que llevan adelante Philip Bayer y Tiger Dingsun.
Al grupo se suman los baqueanos y encargados de la logística Ramón y Diego Ossa, Mario Tapia, Ricardo Suarez, Vicente Espinosa, Horacio Tello, Gastón Parra, Emiliano Tello, Eduardo Espinosa, Walter Valdevenite, Enzo Vergara, Tania Aguilera y Eugenio Tirado.
Como parte del equipo de producción, participan Sarah Cunnigham, Miguel Lastra, Danielle Lilly, Lali Gaetano, Sheila Arellano, Zoli Kauker,
Jake Bernal, Julie Park, Kyle Kirves. Hay un interminable listado de colaboradores y aportadores de ideas.
Quince de estas personas harán el Cruce de los Andes acompañados por los baqueanos y por personas de logística y 30 de ellos, harán el soporte desde Barreal.
Para Paula y tomando los principios de San Martín, el trabajo en equipo y fundamental y el aporte de unos como otros, es valioso y necesario, según expresa en todo momento.
Una experimentadora
Paula se fue de San Juan a Córdoba para estudiar Ciencias de la Comunicación, carrera de la que se recibió pero jamás ejerció porque con las primeras materias ella reforzó su presentimiento de que no ‘era lo suyo” y que en cambio, estaba convencida que quería comunicar pero a través del arte (solo como ejemplo basta su tesis en el año 2000 sobre Arte, Tecnología y Feminismo). Es más, estaba interesada en hacer arte pero involucrándose en la tecnología como herramienta. Así fue como de la universidad pasó sin escalas a ganar becas de perfeccionamiento -del Fondo Nacional de las Artes, de Telefónica, entre otras entidades-, dio clases en la Untref y luego, hizo una residencia y una maestría en Estados Unidos. Con la premisa del arte y la tecnología como bandera ha llegado a mostrar su trabajo en museos, conferencias y festivales de arte en toda Europa, Asia y América. Y por supuesto a merecer premios.