Continuando con la vida y obra de Bernardo Rázquin, las voces populares decían que era el confidente del cielo y de los astros, que le contaron secretos desde chico. Así sabía que no llovería para que su madre preparara el amasijo y hasta cuando había algún remezón. "Se dice que el tiempo escuchaba a don Bernardo y después decidía cómo se iba a comportar.”

De su vida de montañés tuvo hechos de verdadera significación científica. En 1951 en la ruta a Laguna del Diamante, descubrió junto a Manuel Tellechea y Pedro Rusconi, tres araucarias fosilizadas. En 1960 en el portezuelo del Azufre a 4.000 metros de altura sobre el cerro Tupungato, halló una olla, antiguamente usada por las tribus de indios araucanos, que de regreso de la expedición donó al Museo Juan Cornelio Moyano. También en el Tupungato, encontró un cráneo humano que se presume pudo pertenecer a Pablo Franke, que ascendió ese cerro completamente solo, entre 1940 y 1945, sin haber regresado jamás.

Rázquin era un autodidacta a quien lo consultaban diariamente sobre el estado del tiempo, desde Ushuaia a Buenos Aires. Fue famoso hasta en EEUU desde donde recibió el reconocimiento del Jet Propulsión Institute de Pasadena.

En 1996 en una velada artística de alto nivel se homenajeó a quienes hicieron historia en la radio LV10, lugar donde Rázquin todas las mañanas aportaba sus conocimientos y valores culturales, científicos y deportivos. Posmortem recibió el premio "Raíces”, una estatuilla donde se representó a una mujer huarpe desde la madre tierra. Así también una calle del distrito de Dorrego en Guaymallén lleva su nombre y un barrio en la localidad Jesús Nazareno del mencionado departamento.

El amor por su Mendoza natal fue tan intenso que otro grande, el folklorista Hilario Cuadros con sus "Trovadores de Cuyo”, le dedicó en 1944, la conocida tonada "Canto al Andinista Nuestro”, también el poeta y guitarrista Jorge Viñas en 1991 creó y grabó la canción cuyana "Líneas para Bernardo”.

Rázquin pertenece a los afectos profundos de Mendoza. Por años fue el meteorólogo más consultado. Autodidacta sin computadoras ni satélites, fue un metódico de la naturaleza. Y como no podía ser de otra manera "El señor de la montaña” debía descansar en la paz de las alturas, rodeado de montañas y aves, escenario preferido del hombre que fue sinónimo del tiempo. El domingo 16 de marzo de 2003 sus restos fueron trasladados desde el Cementerio de la Capital al Cementerio del Andinista en Puente del Inca, lugar donde se cree él hubiera querido reposar eternamente. La ceremonia estuvo a cargo de la VIII Brigada de Montaña, del Ejército Argentino, institución a la que Rázquin brindó muchas veces apoyo meteorológico para facilitarle la tareas. Si bien se trató del entierro de un civil, se homenajeó con el protocolo que se sigue con las más altas jerarquías militares.

La familia Rázquin donó al Salón de los Recuerdos de la Compañía varios objetos que don Bernardo atesoraba: su piqueta de escalador, una Bandera argentina que fue rescatada por él en la cumbre del Aconcagua en 1951 y varias fotos de sus andanzas por la alta montaña.

"¡Pequeño gigante! Tu paz esté entre las montañas”. Esa es la frase que indica su sencilla tumba del Cementerio del Andinista, ubicado a un lado de la ruta internacional a Chile.

(*) Profesor de Historia. Miembro de la Junta de Estudios Históricos de la Provincia de San Juan.