San Juan.- Desde finales de 2013 hasta la actualidad, el caso de Camila Brusotti genera gran repercusión en la sociedad. Luego de la golpiza que recibió y al descubrirse que en la agresión habían estado involucrados su propia madre y su padrastro, entre la gente reinó la indignación. Ya más tarde, con la recuperación inexplicable de la niña, ese sentimiento se mezcló con emoción.

El 25 de octubre de 2013, Camila, quien en ese entonces tenía 8 años, sufrió la golpiza que le generó fuertes lesiones en su cabeza y casi le quita la vida. Tras la investigación del hecho, la Justicia decidió procesar a su madre y su padrastro.

La niña quedó en Terapia Intensiva y los médicos dijeron que su estado era complicado. Incluso, la familia llamó a un sacerdote para que le diera la unción de los enfermos mientras estaba en coma. Sin embargo, la nena comenzó a recuperarse sin pausa. Salió del coma, empezó a comunicarse a través de gestos, pronto pudo responder preguntas y 51 días después de su ingreso a la clínica pasó a Terapia Intermedia. El 22 de diciembre siguiente, casi 3 meses después de la internación, consiguió el alta.

A pesar de que los especialistas temían por el nivel de secuelas que podría padecer, actualmente la niña sólo sufre algunos problemas para mover la zona izquierda de su cuerpo. Pero lleva una vida normal.

Tras su recuperación, empezó a develarse el ministerio. Según se supo, desesperados, sus abuelos maternos iniciaron el pedido al Cura Brochero. Y más tarde informaron el caso a la Iglesia.

Como consecuencia, el caso de Camila quedó bajo la lupa del Tribunal que se formó para considerar los posibles hechos extraordinarios atribuidos al Cura Brochero. Las autoridades de la Iglesia determinaron que efectivamente se trató de un milagro.