"Uno no valora a los jugadores porque sean buenos o malos, acá estamos para ayudarlos en lo que necesiten. Por estar tan cerca de ellos, me termino siendo amigo, aunque más que amistad los veo como si fuesen mis propios hijos".

"Hace un mes tuve un accidente en la moto junto con mi esposa, Silvia, y me fracturé la clavícula. Nunca había tenido un accidente así pero gracias a Dios no fue mucho. Por eso, a los días ya estuve trabajando de vuelta".

"Todos los días me levanto a las 5.30 de la mañana para llevar a mi mujer a su trabajo. Después me vengo a la cancha, en verano empiezo a las 7 en invierno a las 8. La cancha se riega todos los días, pero hay que lavar ropa, zapatos".