Las voces y las risas se escuchan desde la vereda. Es que son 43, hablan todas a la vez y la acústica del salón con piso de parqué funciona como amplificador. Pero, “la maestra”, como le dicen a su profesora las integrantes del ballet Mujeres Audaces, tiene el remedio para poner orden sin siquiera decir una palabra: enciende la música y comienza a moverse frente al grupo. Después cada una toma su lugar, hace silencio y sigue sus pasos.
Las mujeres de distintas edades y profesiones forman parte del ballet con el objetivo de distenderse y pasarla bien, y lo logran con creces. Se distraen, hacen ejercicio y hasta organizan viajes para participar en concursos.
Hablar en serio cuando están juntas es casi imposible. Ante la pregunta de qué tan cierta es la idea de que las mujeres se llevan mal, María Elena Merino dice que “ese es un mito. Lo que pasa es que la mujer se identifica con los sentimientos y …”. Su idea queda trunca cuando Laura Russo la interrumpe diciendo: “Uh ya empezó a hablar la filósofa del grupo” y se oyen las risas de todas. Luego agrega, “acá todo se potencia. A la que querés la querés más y la que te cae mal te cae muy mal. Pero nos respetamos y listo”.
Entre chistes con doble sentido, ellas explican que sus familias las apoyan y que, a veces, sus maridos llegan a pedirles que vayan a bailar, porque siempre vuelven de buen humor. Es que, al final de la clase, que comienza con aerobic y termina con ensayos, todas quedan tranquilas y listas para volver a su casa. Saben que como máximo en dos días más volverán a bailar para desenchufarse.