Que salió con 2.000 kg de fiambre 80 cajas de salchichas a cargar combustible en avenida Rawson y San Lorenzo, Capital, y como no encontró, se fue a la estación Telésfora Sánchez de Benavides y Ruta 40. Que allí cargó y cuando salía, lo abordó un sujeto con casco, armado, que lo obligó a seguir por Benavídez hasta la Colonia Richet Zapata, Santa Lucía, donde subió otro sujeto. Que allí descargaron una parte del fiambre, lo encapucharon y lo ataron hasta llevarlo a la calle Buenos Aires, en 9 de Julio, donde descargaron el resto de la carga y lo abandonaron en la caja frigorífica del furgón. Esa dramática versión de Luis Cáceres sobre un ataque de piratas del asfalto (como anticipó este diario), había causado un revuelo el último jueves en la Policía, más aún porque había ocurrido en plena mañana. Pero cuando el caso llegó a Robos y Hurtos, la investigación encarada por los pesquisas al mando del comisario inspector Roberto Heredia y el comisario Carlos Castillo, la versión de Cáceres hizo agua y terminó preso.

¿Por qué? Según la Policía, la filmación del local de San Lorenzo y Rawson reveló que Cáceres nunca entró allí. Y la de la otra estación de servicio más una cámara de seguridad demostraron que en realidad llegó al lugar, pero no cargó combustible, nadie lo abordó y que en lugar de enfilar por Benavídez salió hacia el Sur, por la misma ruta 40.

Ante esas pruebas contundentes, Cáceres habría dicho que en realidad dos sujetos lo obligaron a llevar la carga a 9 de Julio, amenazándolo con la peor suerte para sus hijos.

Igual los pesquisas establecieron que la carga estaba en el autoservicio ‘Santa Lucía’ en San Lorenzo 1771 Este. De allí la secuestraron ayer. Su dueño, de apellido Cabacini, habría dicho que Cáceres le llevó los fiambres y le pidió que se los guardara porque en su empresa tenían problemas en la cámara de frío. La Policía dudó de esa versión y lo metió preso.