Recientemente el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar) concretó un taller sobre “Fangos Mineros Medicinales” a fin de ampliar sobre su aplicación terapéutica y cosmética. La capacitación se realizó en el marco del convenio de cooperación técnica en materia minera y geológica entre los organismos geológicos y mineros de Argentina y Cuba, cuyo objetivo final es el desarrollo de un protocolo para la caracterización de los barros mineros medicinales del país. La meta final es mucho más ambiciosa, porque será el paso inicial para la realización de un inventario de este tipo de derivados minerales, su procesamiento y comercialización de productos; abriendo un nuevo mercado laboral en provincias con posibilidades.

“El desarrollo del protocolo nos permitirá contar con normas y procedimientos para la
identificación de estos fangos minerales y así lograr su aprovechamiento. Pero además y lo que realmente nos interesa y de allí este convenio de cooperación con Cuba, es profundizar en la diversificación del recurso desde lo medicinal”, explicó Carlos González, titular del Instituto de Tecnología Minera (INTEMIN), entidad dependiente del Segemar a través de la cual se nuclea esta investigación.

Según González, en Cuba hay probadas experiencias en la aplicación de fangos patentados para el tratamiento de dolencias vinculadas a problemas articulares como artritis y artrosis. Al respecto y de acuerdo a un estudio publicado en la Revista Cubana de Farmacia (LAGARTO PARRA, Alicia y BERNAL SOLOGUREN, Ingrid. Utilización terapéutica de las aguas y fangos mineromedicinales. Rev Cubana Farm [online]. 2002, vol.36, n.1), el potencial radica en el poder antiinflamatorio del fango tras ser aplicado en la zona a tratar aplicando calor y mediante la técnica que se conoce como fangoterapia. “Estudios preclínicos han demostrado la efectividad de la fangoterapia en enfermedades inflamatorias de las articulaciones. Por supuesto, este tratamiento no cura la enfermedad, pero proporciona una reducción significativa en el padecimiento que dura de semanas a meses”, se detalla en el resumen de la publicación.

La fangoterapia como terapéutica es muy antigua; las generaciones de hombres que vivieron cerca de las lagunas, los mares y los volcanes utilizaban sedimentos naturales con fines curativos, tan es así que en el Congreso Internacional de Hidrología Médica en 1938 fue aceptado el término peloides, que incluye todos los sedimentos medicinales formados por la mezcla de agua mineral, incluidas las de mar y lago salado, con materias orgánicas o inorgánicas como resultado de procesos geológicos o biológicos, que aislados o asociados pueden ser utilizados en aplicaciones locales o generales con fines terapéuticos.

El estudio de la acción curativa de los fangos minerales sobre el organismo humano también ha sido objeto de un sinnúmero de investigaciones. Actualmente está bien establecido que el uso de los peloides, debido al conjunto de sus propiedades térmicas, químicas, y mecánicas entre otras, influyen sobre muchas funciones del organismo como la circulación sanguínea, la respiración, la transpiración y el intercambio de sustancias.

Actualmente el uso más extensivo de estos recursos minerales tiene que ver con su aplicación en la cosmética y dermocosmética mediante la elaboración de productos como cremas, champú, jabones, mascarillas faciales, parafango y otros.

De Pismanta al mundo

San Juan ocupa un lugar privilegiado dentro de las posibilidades que brindan los fangos minerales, especialmente a través del fango termal volcánico de Pismanta, en Iglesia. Ubicada en la falla geológica más importante de Sudamérica, a 2.300 metros de altura, sobre el macizo de la Cordillera de los Andes, Pismanta posee una mezcla de lodo volcánico y agua termal que la naturaleza maceró durante miles de años.

El fango y el agua termal del lugar son tan completos en sus componentes (magnesio, azufre, calcio, zinc, cobre, fósiles silicios, fósforo, sodio, flúor, yodo, hierro, bromo, manganeso, cobalto y oligoelementos macerados desde la Era Terciaria) que son únicos en el mundo.

“No son sulfurosos y poseen minerales y oligoelementos muy similares a los de nuestro cuerpo, así que la absorción y el efecto es inmediato, por lo que sirve para la parte cosmética, para todo lo que es humectación, hidratación y rejuvenecimiento facial, mientras que en la parte terapéutica alivia dolencias como artrosis, artritis, reuma y soriasis”, destacó al respecto Nelly Rossi, fundadora de Nell Ross Cosmética Termal, firma que desde hace 25 años elabora productos en base a los fangos volcánicos y aguas termales de Pismanta.

Un hecho fortuito hizo que Nelly decidiera invertir en el lugar: Conociendo la zona se torció un tobillo y una lugareña le ofreció un “barrito especial” para calmar el dolor, el que cesó luego de un par de horas. De regreso en Buenos Aires, mandó a analizar una muestra de dicho fango y obtuvo como resultado, que esa tierra se encontraba compuesta por una mezcla de minerales y oligoelementos macerados desde la era terciaria, en el corazón de un volcán apagado. Así nació la “Finca Volcán Los Huarpes”, en el camino hacia Tudcúm y lugar desde donde se extraen los fangos minerales para la firma cosmética.

Actualmente y organizado por Nell Ross, un contigente de personas interesadas en la fangoterapia llegará desde Buenos Aires y otras provincias para visitar las termas iglesianas desde el 14 al 20 de abril.