A modo de tendencia, varias bibliotecas de la provincia dejaron de lado la exclusividad con los libros y empezaron a ofrecer servicios extras. Todo para atraer más adeptos. Incluyeron computación, inglés, manualidades, teatro y cine. La idea es que los jóvenes vuelvan a acercarse a la biblioteca porque dicen que cada vez se lee menos.

’El préstamo del libro quedó en el tiempo. Por eso nos vimos obligados a transformarnos en pequeños centros culturales’, dijo Graciela Zanetti de la Biblioteca Popular Pablo Ramella, del barrio Aramburu.

Este establecimiento tiene pocas computadoras pero en ellas los socios pueden navegar en internet. Además, a partir de la semana pasada empezaron a brindar ciclos de cine para los alumnos de las escuelas del barrio. También realizan talleres de lectura y clases de apoyo escolar como en la mayoría de las bibliotecas populares.

El caso de la Ramella no es el único ya que hay otras que además de computación y cine ofrecen en el mismo establecimiento clases de inglés. Éste es el caso de la Biblioteca Rawson en Santa Lucía, que es una de las más completas. Tienen más de 70 alumnos en las clases de idioma, ’y los chicos reciben clases como si fueran a un instituto privado y sólo pagan 15 pesos por mes’, dijo María Camacho. Es una biblioteca que además tiene un museo que se armó con ayuda de donaciones.

Además de estas clases hay otros establecimientos, como la biblioteca Beato Tejada (Rivadavia), Colón (Caucete) y Barrio Victorio (Capital) que enseñan manualidades, teatro, música y baile.