Roque Ramón Escudero (27 años, múltiples antecedentes) es desde ayer el principal sospechoso de cometer el resonante crimen, en pleno centro, del empresario y ex campeón sudamericano de patín carrera Antonio González (55). Una comisión especial de policías de la subcomisaría de Médano de Oro y la sección Homicidios, lo apresaron ayer minutos después de las 6 en su casa de Jorge Newbery cerca de Guayaquil, en el barrio Hualilán, Rawson, donde secuestraron 12 gramos de cocaína en cinco envoltorios, más de 3.000 pesos, siete cartuchos calibre 22 y algunas prendas de vestir, supuestamente las que llevaba puestas el día del homicidio, precisaron fuentes del caso. Escudero fue identificado en fotos por el hijo de la víctima y ahora deberá enfrentar una prueba clave: el reconocimiento de ese testigo en Tribunales y en rueda de personas.
Durante la mañana, la misma comisión apresó a otro sospechoso, "El Cucharón" Pereyra, en Chimbas, pero ayer no estaba claro si realmente fue uno de los partícipes del crimen. El tercer sospechoso, detenido el sábado, es Leandro Jara (23), pero sobre su vinculación empezaron también a aparecer dudas.
Todo ocurrió alrededor de las 21.05 del viernes pasado en la céntricas oficinas que alquilaba González para sus negocios inmobiliarios en avenida Libertador al 676 Oeste, en Capital. Justamente por un negocio inmobiliario, y tras el llamado de un cliente, fue que ese día González se trasladó de su casa en calle 8 y Tascheret, Pocito, hasta sus oficinas para cobrar un dinero, unos 3.000 pesos.
Según las fuentes, la víctima, su hijo Emanuel y el cliente de apellido López cerraban la operación cuando se escuchó el timbre.
Lo que siguió fue para la familia González la más clara secuencia de que alguien mandó a matar a Antonio. ¿Por qué suponen eso? porque en la versión de Emanuel, el delincuente que entró empuñando una pistola 9 mm. (en el lugar encontraron tres vainas servidas y un cartucho de ese calibre) nunca le habló de un asalto y a pesar de forcejear con él y tener la oportunidad de dispararle, no lo hizo, y no se llevó los 3.000 pesos que fue a dejar el cliente.
Según la familia, el homicida buscó siempre dispararle Antonio, que salió a ver con los primeros ruidos y al intentar defender a su hijo recibió tres disparos: uno en el tobillo derecho, otro en el muslo izquierdo y, el mortal, en la frente.
Los parientes de González creen que el crimen puede estar vinculado al conflicto monetario y judicial de Antonio con un empresario bonaerense a quien le alquiló una finca en calle 17, y con el que comenzó a litigar porque el otro hombre le impidió entrar a la propiedad cuando supo que Antonio además de olivos criaba cerdos.
Los pesquisas no descartan la teoría del crimen por encargo, pero en los últimos días empezaron a inclinarse por la hipótesis de un crimen cometido por delincuentes comunes que llegaron al lugar para robar y no lo consiguieron.