Un empleado gastronómico fue detenido ayer luego de agredir y amenazar de muerte, en apenas 48 horas, a tres empleados del Eco (estacionamiento controlado) en Capital, informó la Policía y Juan Sánchez, coordinador de gabinete del municipio capitalino. El primer episodio ocurrió el último miércoles cuando el descontrolado sujeto se molestó con un inspector que le realizaba una multa por mal estacionamiento de su auto. El sospechoso, Cristian Betelú (32) lo insultó, le sustrajo el acta de infracciones y se fugó en su rodado, dijeron. Y ayer, el mismo sujeto volvió a protagonizar otro violento hecho contra otros dos empleados: según Sánchez, amenazó de muerte a uno de ellos y le dio una piña en un brazo a otro antes de fugarse. Minutos después, el gastronómico se arrepintió y se presentó en las oficinas del Eco para devolver el acta y pedir disculpas. Pero de nada sirvió su arrepentimiento: terminó preso en los calabozos de la Seccional 1ra sospechado de amenazas, hurto y lesiones.

El escenario de las dos agresiones fue la esquina de calle Santa Fe y España, Capital. El miércoles a las 12, el inspector Jorge León detectó un Chevrolet Corsa mal estacionado y comenzó a labrarle un acta, precisó Sánchez.

En ese momento, un hombre salió de una casa de comidas situada enfrente a los insultos, le robó el talonario y se fue. El inspector anotó la patente, llamó a la Policía y luego radicó la denuncia en la Comisaría 1ra.

Ayer al mediodía y en esa misma esquina, el supervisor Luis Falcón llegó y encontró a su compañero Ariel Bustos discutiendo con un hombre a quien le quería realizar una multa. Lejos de serenarse, el automovilista le pegó una piña en el brazo a Falcón que le hizo caer su celular y amenazó con quebrarle las piernas a ambos antes de marcharse, informó la Policía. Con el número de chapa, después se dieron cuenta de que era el mismo automovilista que el día anterior había amenazado a su compañero.

Y volvieron a denunciarlo en la Seccional 1ra., donde establecieron que se trataba de Betelú, que tenía 32 años y trabaja en inmediaciones del lugar de las infracciones. Betelú cayó preso en las propias oficinas del Eco, donde había llegado a pedir disculpas.

‘Es una conducta irracional, impropia de una persona adulta. Hay que respetar y cumplir las normas’, dijo Sánchez.