Lo esperaban todos. Desde la llegada de Hubert Piozzi a Del Bono, en la Esquina Colorada solo era cuestión de tiempo para que el Bodeguero metiera su primer partido del año. Había hecho las cosas bien ante Trinidad en la fecha pasada y ayer fue finalmente el día. En un partido durísimo, intenso, con escaso margen para el error, Del Bono pegó primero y eso lo hizo ganador. Metió un gol de otro partido con ese derechazo de Juan Gabriel Tapia a los 32’ del primer tiempo y con eso fue suficiente.

Es que el resto, antes y después de ese tremendo zapatazo que dejó sin chances al muy buen arquero de Tiro, Adelquis Rufini, fue mucha convicción, mucho orden, mucha entrega. Banderas que en Del Bono no son ajenas y que siempre hacen posible lo imposible.

De entrada y como se esperaba, Del Bono fue el que salió a imponer condiciones desde su actitud y desde su posición en la cancha. El Bodeguero presionó en la misma salida del conjunto cordobés y lo llevó contra su arco. Tisera, jugando como volante derecho, tuvo las dos primeras opciones más claras. Primero con un cabezazo que se fue desviado y luego con un potente remate que Rufini sacó al corner. Del Bono iba y buscaba. Apostaba a la potencia de sus dos puntas: Pereira y Palacios. No había lujos pero sobraba actitud y a los 32’ un abanderado de esa cualidad como Juan Tapia le metió fantasía y potencia a un remate milimétrico que se incrustó en el ángulo superior del arco de Tiro Federal y con eso, llegó la justicia a la Esquina Colorada porque Del Bono había querido siempre.

En el complemento, la apuesta de Tiro ya fue otra porque necesitado, salió metros más arriba y buscó. No le sobraron demasiadas ideas pero inquietó con su juego aéreo y ahí estuvo la correcta respuesta de Leo Serrano que sacó dos pelotas clave para sostener el 1-0 parcial. Del Bono, agazapado, esperó su momento y casi se le da cuando el Gatito Pereira le ganó a los centrales, quedó mano a mano con Rufini y elevó su remate final. Podría haber sido el tiro del final pero no hubo precisión. Entonces, lo que quedó en el Bodeguero fue dejar el alma en cada cruce, pelear todas, correr a todos.

Así, bien al estilo que identifica a los equipos de Piozzi, Del Bono hizo lo que tenía que hacer para cantar victoria por primera vez en este ciclo. No le sobraron lujos más allá del golazo de Tapia, pero regó una enorme actitud para remontar en las posiciones y crecer desde lo colectivo. Un triunfo enorme.