El mundo debe desarrollar y promover sistemas de producción sostenibles de alimentos y que estos sean saludables si se quiere cumplir con los objetivos de desarrollo y respetar los compromisos de lucha contra el cambio climático. Esas son las conclusiones de una jornada de debates organizadas en Estocolmo en el marco del denominado Dialogo de la Semana de los Nobel convocada bajo el título ‘Tu plato, nuestro planeta.
El futuro de la comida‘, en la que participaron hoy algunos premios nobel de años anteriores, así como expertos y profesores universitarios. El investigador y consejero del Centro Sueco de Resiliencia, Johan Rockstrom, señaló que ha sido solo en los últimos 50 años cuando la raza humana está poniendo en peligro la estabilidad de la Tierra y lo que se haga en el próximo medio siglo determinará el futuro de los próximos 10.000 años.
‘Tener a disposición alimentos saludables y producidos de una forma sostenible y respetuosa con el medioambiente debe considerarse como una de la prioridades más importantes para el futuro‘, aseguró. Y es que la producción de alimentos es la mayor fuente de emisión de gases de CO2 a la atmósfera, mientras que con los sistemas adecuados debería contribuir a reducir la emisión de gases con efecto invernadero.
Los expertos hablaron de alimentos pero también de pobreza, en especial el premio nobel de la Paz Mohamed Yunus, reconocido por su sistema de microcréditos para los pobres. ‘La pobreza no es inevitable‘, no es un ‘fenómeno se crea por sí mismo y que, por lo tanto, no se puede eliminar‘, aseguró el
bangladesí Yunus. Una de las intervenciones mas aplaudidas fue la de la zimbabuana Lindiwe Majele Sibanda de la organización Red de análisis de
políticas de alimentos, agricultura y recursos naturales (FANRPAN), quien habló de la situación en África.
La experta abogó por una revolución en favor de la comida tradicional, variada, producida localmente y que se disfrute cocinando juntos y compartiéndola alrededor de una mesa, una costumbre cada vez menos frecuente. La seguridad alimentaria de ese continente requiere, según Sibanda, de una mayor variedad de cosechas producidas localmente, frente a la gran importación de alimentos que hace África. Para la experta africana, una de las razones por las que no hay
comida sana es porque ‘estamos produciendo mercancías, no alimentos‘.
Pero el problema no es solo tener acceso a la comida, sino saber qué opciones hace el consumidor cuando tiene a su disposición numerosas elecciones. La profesora de Nutrición en la Universidad de Nueva York Marion Nestle llamó la atención sobre que la mala nutrición afecta a mil millones de personas en el mundo, mientras que la obesidad es un problema para 2.000 millones, pero ‘la degradación del medioambiente nos afecta a todos‘.
Nestle reconoció que hoy en día es ‘muy difícil hacer una elección de comida sana‘ y en los últimos 50 años las raciones medias que se ofrecen en los Restaurante en su país son cuatro veces más abundantes. ‘Si hay algo que puedo enseñar al mundo -dijo con ironía Nestle- es que la porciones grandes tienen más calorías‘. En ese mismo sentido, la profesora de la Universidad John Hopkins Jessica Fanzo aseguró que en algunos lugares de Somalia encontrar
comida sana es casi imposible, pero sí se puede tener una bebida refrescante azucarada.
Además, en Nepal los fideos precocinados son la comida más popular porque son ‘baratos, fáciles de hacer y saben a algo parecido a estar buenos‘. La comida sana y saludable debe estar en el plato de todos a diario y ser nuestra primera opción, por ello para los ponentes hay que hacerla ‘divertida de comer, accesible a todos los bolsillos y ampliamente disponible‘. EFE